El filósofo profesional Robert Almeder, profesor de filosofía en la Universidad Georgia State University, en Estados Unidos, es autor de diversos artículos especializados y libros sobre filosofía. En el año 92, escribió el libro "Death and Personal Survival" donde analiza filosóficamente la evidencia que sugiere que la conciencia sobrevive a la muerte del cuerpo físico (esta evidencia incluye, los casos sugestivos de reencarnación investigados por Ian Stevenson, casos de "apariciones", experiencias cercanas a la muerte, experiencias extra-corpóreas y otras más).
El Dr.Almeder examina esta evidencia en forma crítica, es decir, analizando los puntos fuertes y débiles de cada caso, con particular atención a los argumentos que se han presentados para rebatir esta evidencia.
Almeder concluye que los mejores casos documentados justifican la creencia de que realmente la conciencia sobrevive la muerte del cuerpo físico. Es más, llega a afirmar que es irracional no tener esa creencia, dada la evidencia (ya que la irracionalidad no solo tiene que ver con creer lo que no existe, sino también con no creer aquello que existe. Es un camino de doble vía, por lo que la incredulidad extrema puede ser tan irracional como la credulidad extrema; ambas pueden conducir a ideas falsas o inexactas, en especial cuando esa credulidad o incredulidad deriva de prejuicios filosóficos que intentan forzar la realidad para acomodarla a una cosmovisión particular).
La conclusión del Dr.Almeder no es arbitraria, sino que deriva del análisis detallado que hace de los casos individuales. Sin embargo, su conclusión es considerada extrema, aun por los que piensan (como yo) que la evidencia ciertamente sugiere algún tipo de trascendencia "post-mortem", pero que a la vez pensamos que la evidencia quizás no es tan concluyente o definitiva como para afirmarlo categóricamente como un hecho consumado. Esto quiere decir que hay un margen para la duda, aun cuando ese margen sea (a mi juicio) inferior al peso relativo de la evidencia (tomada en su conjunto) a favor de la superviviencia, es decir, que habrían mejores razones para inclinarse por la idea de la supervivencia que para negarla o dudar de ella. Esto por supuesto es una opinión personal, derivada de mi estudio de la literatura especializada en estos temas, no una "verdad".
Yo encontré particularmente interesante el análisis del Dr.Almeder de los argumentos esgrimidos en contra de la idea de la reencarnación, ya que tal análisis revela cómo muchas ideas filosóficas subyacen a la consideración de la evidencia, es decir, que hay personas que se aproximan a la evidencia con una idea preconcebida (a favor o en contra), que tiende a sesgar el análisis objetivo de los casos.
Creo que el Dr.Almeder debió haber analizado más (en un capítulo aparte) cómo las cosmovisiones filosóficas determinan el peso que se le de a la evidencia. Es obvio que un materialista no interpretará la evidencia en la misma forma que alguien que no comulgue con esa cosmovisión filosófica, ya que la evidencia y los datos no se evalúan así mismos, sino son son evaluados por seres humanos que poseen concepciones o anteojeras teóricas que influyen en la interpretación de la realidad. Y la mayoría de la gente tiende a ser más crítica con aquello con lo que difiere, pero más crédula con aquello con lo que está previamente de acuerdo.
Aunque el libro está dirigido al sector académico, está escrito es un estilo ligero y fácil de entender, por lo que una persona de inteligencia media y que domine razonablemente el inglés podrá comprenderlo perfectamente.
Yo creo que este libro debe pertenecer a la biblioteca de toda persona interesada en explorar seriamente la evidencia de la supervivencia. Sea cuál sea su opinión actual al respecto, el libro le dará mucho qué pensar y reflexionar.
A continuación, dejo un breve video donde se entrevista al Dr.Almeder:El Dr.Almeder examina esta evidencia en forma crítica, es decir, analizando los puntos fuertes y débiles de cada caso, con particular atención a los argumentos que se han presentados para rebatir esta evidencia.
Almeder concluye que los mejores casos documentados justifican la creencia de que realmente la conciencia sobrevive la muerte del cuerpo físico. Es más, llega a afirmar que es irracional no tener esa creencia, dada la evidencia (ya que la irracionalidad no solo tiene que ver con creer lo que no existe, sino también con no creer aquello que existe. Es un camino de doble vía, por lo que la incredulidad extrema puede ser tan irracional como la credulidad extrema; ambas pueden conducir a ideas falsas o inexactas, en especial cuando esa credulidad o incredulidad deriva de prejuicios filosóficos que intentan forzar la realidad para acomodarla a una cosmovisión particular).
La conclusión del Dr.Almeder no es arbitraria, sino que deriva del análisis detallado que hace de los casos individuales. Sin embargo, su conclusión es considerada extrema, aun por los que piensan (como yo) que la evidencia ciertamente sugiere algún tipo de trascendencia "post-mortem", pero que a la vez pensamos que la evidencia quizás no es tan concluyente o definitiva como para afirmarlo categóricamente como un hecho consumado. Esto quiere decir que hay un margen para la duda, aun cuando ese margen sea (a mi juicio) inferior al peso relativo de la evidencia (tomada en su conjunto) a favor de la superviviencia, es decir, que habrían mejores razones para inclinarse por la idea de la supervivencia que para negarla o dudar de ella. Esto por supuesto es una opinión personal, derivada de mi estudio de la literatura especializada en estos temas, no una "verdad".
Yo encontré particularmente interesante el análisis del Dr.Almeder de los argumentos esgrimidos en contra de la idea de la reencarnación, ya que tal análisis revela cómo muchas ideas filosóficas subyacen a la consideración de la evidencia, es decir, que hay personas que se aproximan a la evidencia con una idea preconcebida (a favor o en contra), que tiende a sesgar el análisis objetivo de los casos.
Creo que el Dr.Almeder debió haber analizado más (en un capítulo aparte) cómo las cosmovisiones filosóficas determinan el peso que se le de a la evidencia. Es obvio que un materialista no interpretará la evidencia en la misma forma que alguien que no comulgue con esa cosmovisión filosófica, ya que la evidencia y los datos no se evalúan así mismos, sino son son evaluados por seres humanos que poseen concepciones o anteojeras teóricas que influyen en la interpretación de la realidad. Y la mayoría de la gente tiende a ser más crítica con aquello con lo que difiere, pero más crédula con aquello con lo que está previamente de acuerdo.
Aunque el libro está dirigido al sector académico, está escrito es un estilo ligero y fácil de entender, por lo que una persona de inteligencia media y que domine razonablemente el inglés podrá comprenderlo perfectamente.
Yo creo que este libro debe pertenecer a la biblioteca de toda persona interesada en explorar seriamente la evidencia de la supervivencia. Sea cuál sea su opinión actual al respecto, el libro le dará mucho qué pensar y reflexionar.