Esta es una entrevista con el Dr.Máximo Sandín, a propósito del año de Darwin. Esta entrevista no es una segunda parte de la entrevista que ya le hice algún tiempo; sino que es una entrevista independiente. En todo caso, puede ser de interés para la mayoría de los lectores el leer esta entrevista conjuntamente con la anterior.
-Dr.Sandín, ¿qué opina de todo el boom informativo sobre el llamado Año de Darwin?
Yo más bien lo calificaría de “boom desinformativo”, de los que tenemos amplia experiencia en los países “desarrollados”. A estas alturas creo que hay sobrados motivos para desconfiar de los “booms” informativos. De los “creadores de opinión”. Y este caso presenta todas las características típicas de los procesos de adoctrinamiento social. Si se piensa en quienes están detrás de las megacorporaciones de la información resulta muy poco probable que una idea verdaderamente revolucionaria tenga tanta relevancia en sus medios. Parece más razonable suponer que la propaganda masiva del darwinismo responde a intereses de mantenimiento de una determinada concepción de la realidad y de unos grandes intereses económicos. La campaña mediática no ha tenido precedentes ni remotos con ninguno de los más prestigiosos (y verdaderos) científicos de la historia. Durante todo el año aparecen artículos con narraciones totalmente mixtificadas de la epopeya del “descubrimiento de la evolución”. Con el debate contra los creacionistas, para distorsionar el verdadero debate con los científicos (dejando caer que el que no es darwinista es creacionista). Hay secciones fijas en muchos diarios con un gran despliegue de medios audiovisuales con las tópicas narraciones de los expertos “consagrados”…. Y por si no fuera suficiente, se ha recurrido a otro de los típicos sistemas de condicionamiento mental: una película de Hollywood (he visto el trailer y cualquier relación con la realidad es pura coincidencia) y hasta “comics”. Si esto no suena a adoctrinamiento social, usted me dirá.….
Pero todos los fenómenos complejos tienen distintos componentes. Hay científicos de buena fe participantes en este fenómeno que son verdaderos “creyentes”, pero en medio de un verdadero caos teórico: Los expertos en evolución afirman sin pudor no saber nada de la genética actual (lo que hace a uno preguntarse. ¿cómo entonces sigue hablando de una evolución basada en concepciones demostradas falsas por los nuevos conocimientos?). Los especialistas en genética o bioquímica, que conocen los nuevos datos, no saben nada de evolución, ni les interesa, porque están a otras cosas (trabajar para la industria farmacéutica o biotecnológica o buscar patentes de genes o proteínas). Desde luego, a ambos tipos de científicos les va bien así, pero creo que sería bueno que se detuviesen a reflexionar sobre su desconexión teórica y, sobre todo, para qué o para quién están trabajando.
Desde luego, las grandes empresas biotecnológicas y biofarmacéuticas interesadas en el mantenimiento de la concepción reduccionista de “los genes” y el “el azar” del darwinismo y que se anuncian a toda página en los medios de comunicación y en las principales revistas científicas (que llegan a parecer un catálogo de anuncios de empresas de este tipo) estarán encantadas con esta promoción.
Pero, ¿ha leído o visto en algún gran medio de comunicación alguna noticia sobre el comunicado emitido recientemente por la Academia Americana de Medicina Ambiental sobre los perniciosos efectos comprobados de los alimentos transgénicos sobre la salud y su llamada para una moratoria inmediata?
-¿Usted piensa que la relevancia y atención que la obra de Darwin cobrará este año en los medios científicos y de comunicación, fomentará un examen crítico de la obra de este autor, y propiciará la seria consideración de teorías alternativas sobre la evolución?
Confieso que llegué a tener esa esperanza. Pensaba que quizás si se comenzaran a vender los libros de Darwin habría más gente que se daría cuenta de la verdadera calidad científica y el verdadero significado de su obra, pero ha sido todo lo contrario; nadie (o muy pocos) los leen, entre otras cosas, porque son insoportables. Cuando lees los primeros capítulos te quedas boquiabierto. Lo que se ha hecho es continuar con las mitificaciones y los cuentos falsificados. Ni un solo artículo de prensa con un mínimo análisis crítico. Ni una sólo referencia a algún texto científico crítico con el darwinismo. Nada de Von Bertalanffy, nada de James Shapiro, de Mae Wan Ho, Edward Goldsmith o Karl Woese.… Lo que sí tengo claro es que hay “especialistas” de los medios de comunicación que son “engañadores profesionales”. Que escriben sabiendo que están mintiendo cuando confunden premeditadamente las críticas al darwinismo con “ataques a la evolución” y siembran sospechas sobre los biólogos no “adeptos”. Y también hay historiadores “prestigiosos” caracterizados por contar los tópicos “oficiales” y rutinarios, ocultar la existencia de estudios científicos muy sólidos sobre la evolución previos a Darwin, deformar las circunstancias sociales que rodearon el nacimiento del darwinismo y falsificar descaradamente las verdaderas ideas de Darwin que se pueden comprobar, simplemente, leyendo sus libros. Es una técnica muy típica de adoctrinamiento. Desde luego, parece que está bien organizado.
Incluso periodistas y escritores sin la menor relación con la Biología escriben artículos laudatorios sobre Darwin. Es como un signo de cultura y hasta de “progresismo” porque les han convencido de que enfrentan “la revolución darwinista” con el creacionismo. Hasta las viñetas de los humoristas más lúcidos de la prensa han entrado en la dinámica. Quizás mi interpretación de que parece una técnica de adoctrinamiento pueda parecer exagerada, pero si, por ejemplo, busca en Wikipedia el término “antidarwinismo”, encontrará esta explicación que transcribo literalmente: “se apoyan en variados principios de la religión, el diseño inteligente, el creacionismo, el escepticismo, la magia, lo paranormal, la brujería, la ufología y otras pseudociencias de carácter sobrenatural”. ¿No resulta significativo?
Como es fácil de comprender, en medio de este aluvión de enorme apoyo mediático e institucional y de confusión premeditada, las posibles alternativas científicas tienen pocas posibilidades de difusión. Más aún si la propuesta resulta compleja. Y menos, cuando hay “especialistas” en la vigilancia de la ortodoxia. Sin ir más lejos, uno de ellos me acusó, precisamente en Wikipedia, de atribuir la evolución a los extraterrestres.
Con esta enorme capacidad de control y adoctrinamiento social, un adoctrinamiento que también se extiende a las universidades creo que las posibilidades para una teoría alternativa son escasas.
-Usted ha criticado severamente en sus artículos a Darwin y a su obra “El origen de las especies”. Si tales críticas están bien fundamentadas científicamente, ¿cómo explicar que se le considere un genio de la ciencia y a su obra uno de los mayores, si no el mayor, aporte científico de la historia de la humanidad? Esto está explicado en sus artículos, pero quizá un breve comentario suyo sea de interés para los lectores que visitan este blog por primera vez, o los que no estén muy familiarizados con la biología.
Sí, se han elevado sus especulaciones, bastante simples por cierto, al nivel de Schopenhauer y a su “descubrimiento” como llaman a la idea de la selección natural a un logro comparable a la teoría de la relatividad. Es cierto que, inicialmente, yo responsabilizaba a Darwin de las funestas consecuencias científicas, ambientales y sociales de las aplicaciones del darwinismo. Pensaba que cada científico (porque le consideraba científico) era responsable de las consecuencias de sus ideas. Pero después de años leyendo sus textos y buscando información sobre las circunstancias y personajes que rodearon la implantación del darwinismo, he conseguido “atar cabos” entre estas informaciones inconexas y he llegado a la conclusión de que el darwinismo, tal como lo conocemos, tiene poca relación con los supuestos “descubrimientos” de Darwin. “El origen de las especies” (el falso título que nos han transmitido) era la confusa obra de un aficionado acomodado con enormes carencias científicas con respecto a lo que ya se conocía y que no habría pasado de ser una curiosidad entre otras semejantes de la época. Inicialmente, yo compartía la idea muy bien argumentada por ilustres pensadores como Bertrand Russell, R. M.Young o Bernard Shaw, de que su éxito se debía, solamente, a la aplicación de las siniestras ideas de Malthus y Spencer, que eran una justificación de las injustas condiciones coloniales y sociales de la época, a la Naturaleza (como sabrá, sus obras fueron muy bien acogidas por los poderosos).
Esto justifica su éxito “social”, pero no explica su implantación científica, (a pesar de que los científicos de la época compartieran estatus social y una visión del mundo adecuadas para asumirla). Pero después de muchas aburridas lecturas sobre los personajes involucrados en su éxito he conseguido reunir la siguiente información: En los textos “oficiales” sobre las circunstancias que rodearon “la gran revolución” del darwinismo, figura Thomas Henry Huxley como “el bulldog de Darwin”. La idea que yo había obtenido de su participación era la de una especie de científico “free lance” devoto de Darwin que le defendió en el manido debate con el obispo Wilbeforce. Los datos que he obtenido, procedentes de la Enciclopedia Británica (se puede consultar on-line) son los siguientes: Bajo el título El poder y “el Papa” Huxley, nos cuenta lo que sigue: Huxley era “un científico líder en su época y un activista político, cualidades que le aportaron las palancas necesarias para ayudar a construir un orden social en el que la ciencia y el profesionalismo reemplazasen a los clásicos y el mecenazgo”. Fundó, junto con Joseph Dalton Hooker (otro poderoso protector de Darwin), el X-Club, en el que también figuraban Herbert Spencer, John Tindall y otros que, durante una década, controlaron la Royal Society. Huxley fue presidente de la Geological Society, la Ethnological Society, la British Association for the Advancement of Science, la Marine Biological Association y la Royal Society. “Con plazas en 10 Comisiones Reales, deliberando sobre todo, desde las pesquerías a las enfermedades o la vivisección, penetró claramente en los laberínticos corredores del poder”. También, junto con Hooker, fundó la revista Nature. El X-Club fue fundado con el objetivo de “promover el darwinismo y el liberalismo científico” y “fue acusado de ejercer demasiada influencia sobre el ambiente científico de Londres” es decir, del Imperio.
Creo que esto nos puede dar una pista de cómo se impuso el darwinismo y se silenciaron las voces de científicos (verdaderos científicos) discrepantes, como St. George Mivart, un zoólogo evolucionista que derribó con argumentos que se pueden seguir sosteniendo en la actualidad, la idea de la selección natural. Naturalmente, al “incomprendido” Darwin le hicieron miembro de las más importantes sociedades científicas y a su muerte fue objeto de un funeral de estado en la abadía de Westmister, en la que sólo estaban enterradas cinco personas no pertenecientes a la nobleza.
Es decir, aunque me estoy extendiendo demasiado, creo que es importante que se sepa que el darwinismo no es obra directa de Darwin, aunque compartiera, como se puede observar en “El origen del hombre” (otro falso título) la repugnante ideología eugenista de Huxley, Spencer y Galton. El contenido científico de “Sobre el origen de las especies por medio de la selección natural o el mantenimiento de las razas favorecidas en la lucha por la existencia” es nulo. Una gran confusión de ideas lamarckistas, spencerianas y maltusianas, incluso “neutralistas”, con el “descubrimiento” de la selección natural basado, como él aclara, en la cría de palomas y con comentarios y citas de fenómenos absurdos que “le contaron”. Sólo con leer su resumen final se puede comprobar esta confusión. Incluso el término “evolución” no aparece hasta la sexta edición del libro, por sugerencia de Huxley, lo que también es muy significativo.
Supongo que tampoco será muy conocido el hecho de que, cuando comenzó a entender algo de la evolución, al final de su vida, abandonó (lógicamente) el concepto de selección natural y en su lugar propuso la “Pangénesis”. Una idea confusamente lamarckiana, según la cual, cada órgano segregaba unas “gémulas” por la que se transmitían a los descendientes los caracteres adquiridos por los progenitores por la influencia del ambiente. Su primo Sir Francis Galton le disuadió de la idea, incluso publicó un artículo atacándola. Se puede comprender perfectamente por qué, teniendo en cuenta que Galton fue el fundador oficial de la eugenesia.
En definitiva, parece claro que el darwinismo fue un afianzamiento, un reforzamiento “científico” de las ideas de las clases dominantes. Se creó como una ideología por y para las élites sociales. Y lo sigue siendo. La idea de la selección natural, una fuerza omnipotente capaz de regir los destinos de los seres vivos, justifica muchas cosas.
-Los biólogos darwinistas, frecuentemente, afirman que las críticas contra la selección natural se basan en una incomprensión o tergiversación intencional de esta teoría. Por ejemplo, ellos dicen que la idea de que la evolución es “al azar” es simplista, falsa y tiende a tergiversar el darwinismo, porque lo que es al azar son las mutaciones genéticas, pero la selección natural no lo es. Más bien, la selección natural añade dirección e imprime canalización a dichas mutaciones, que es justamente todo lo contrario del “azar”. De allí que no pueda afirmarse que la evolución se deba únicamente al azar. Para citar a un conocido defensor del darwinismo “El azar es un ingrediente menor del récipe darwiniano, pero el más importante ingrediente es la selección acumulativa la cual es, quintaesencialmente, no al azar” (Dawkins, en el The Blind Watchmaker. La traducción es mía). Y en otra obra, el mismo autor define al darwinismo como la “Teoría mínima según la cuál la evolución es guiada, adaptativamente, en direcciones que no son al azar, por la supervivencia que tampoco es al azar, de pequeños cambios hereditarios al azar” (A Devil’s Chaplain. La traducción es mía) ¿Qué opina usted de esta objeción básica darwinista?
Se han escrito tantas cosas, tratados enteros repletos de “explicaciones” que son pura retórica, para intentar encajar los conceptos (los dogmas) de la selección “natural” y “el azar” en la explicación de la complejidad de la vida, que sería necesario otro tratado (si no varios) para discutir tantos argumentos falaces. Un dogma no se puede rebatir con argumentos racionales, pero se puede intentar comprender porqué ha llegado a convertirse en dogma si nos remontamos a su origen e intentamos explicarnos el motivo de su afianzamiento: Para empezar, insisto en que la idea de que existe una selección “natural” es una ocurrencia de Darwin al extrapolar las actividades de los ganaderos, agricultores y criadores de palomas, que son una total distorsión de las condiciones naturales. Si lee el “Origen de las especies” verá que lo repite continuamente, especialmente en los primeros capítulos. Entre las explicaciones retóricas que he leído, una afirma que “la extrapolación de las actividades de los ganaderos es sólo una analogía superficial”, cuando Darwin no se cansaba de apoyarse en la selección de ganaderos para exponer sus argumentos “científicos”. Por ejemplo, cuando en “El origen del hombre” (que, por cierto, nadie parece haber leído) expone sus ideas eugenistas, las justifica diciendo que “Es incalculable la prontitud con que las razas domésticas degeneran cuando no se las cuida o se las cuida mal; y a excepción hecha por el hombre, ninguno es tan ignorante que permita sacar crías a sus peores animales”, o cuando habla de que “la transmisión libre de las perversas cualidades de de los malhechores se impide ejecutándolos o reduciéndolos a la cárcel por mucho tiempo” lo apoya en que “en la cría de animales domésticos es elemento muy importante de buenos resultados la eliminación de aquellos individuos que, aunque sea en corto número, presenten cualidades inferiores”. En cuanto al azar, lo explica así: “He hablado hasta aquí como si las variaciones, tan comunes y multiformes en los seres orgánicos en estado de domesticidad y no tan comunes en los silvestres, (algo tan evidente como contradictorio con su “teoría”), fueran debidas a la casualidad. Innecesario es decir que este término es completamente inexacto y que sólo sirve para reconocer paladinamente nuestra ignorancia de la causa de cada variación particular”. Es decir, lo que significa realmente para Darwin “el azar” es desconocimiento. Y pretender basar una teoría científica en sucesos al azar es lo más “anticientífico” que puede imaginarse porque, aunque Dawkins (y muchos otros) concedan a la omnipotente, omnisciente y omnipresente (tiene “el don de la ubicuidad”, no sé si le suena de algo) selección natural la capacidad de dirigir la evolución, la fuente de la variación, la que “crea” las nuevas características, es “el azar”. Y ya sabemos, porque se ha comprobado experimentalmente, que los cambios, ya sean “pequeños cambios hereditarios” y, por tanto, sin consecuencias evolutivas, o cambios sustanciales en los genomas implicados en la evolución no son al azar, sino producidos por la capacidad de respuesta de los genomas al ambiente.
Pero como en todo lo relacionado con el darwinismo, tras estas ideas hay intereses que no son precisamente científicos. Ya hemos visto el resultado de la documentación histórica sobre cómo se impuso el darwinismo en el ámbito científico anglosajón, pero puede ser interesante intentar comprender porqué el azar y la selección “natural” se han convertido en algo indiscutible. Quizás convenga ampliar la cita anterior sobre Huxley de la Enciclopedia británica que le califica como “un científico líder en su época y un activista político, cualidades que le aportaron las palancas necesarias para ayudar a construir un orden social en el que la ciencia y el profesionalismo reemplazasen a los clásicos y el mecenazgo”. El manido debate de Huxley y el obispo Wilbeforce (en el que Darwin no participó) y que, al parecer, no fue tan épico como nos relatan los textos “oficiales”, fue luego convertido en el mito que escenificaba la lucha entre la luz de la ciencia y el oscurantismo eclesiástico. El “orden social en el que la ciencia y el profesionalismo reemplazasen a los clásicos y el mecenazgo” se refiere a esto: En la segunda mitad del siglo XIX las clases medias de Gran Bretaña adquirieron un lugar relevante en la sociedad industrializada, reemplazando a los terratenientes y a las clases feudales del pasado. El poder emergente luchaba por una reforma en la administración y por una educación laica que, entre otras cosas, liberase a la ciencia (y a ellos mismos) de la tutela de la iglesia establecida. El darwinismo de Huxley fue la base ideológica de esta “revolución” de la burguesía, que justificaba su acceso al poder mediante “la lucha por la vida” y “la supervivencia del más apto” (concepto que Jonh Rockefeller y otros magnates norteamericanos “hechos a sí mismos” abrazaron con entusiasmo, como sabrá). El azar era la forma de rebatir “la creación”.
De liberarse de la tutela del poder eclesiástico. El resultado es que convirtieron a “la Ciencia” en la nueva religión. El poeta inglés (de origen irlandés) de principios del siglo pasado William Yeats lo describió lúcidamente con la frase “la ciencia es la religión de los barrios residenciales”. Desde luego, si analizamos los argumentos y las prácticas darwinistas nos encontramos con una curiosa semejanza a las de las religiones “institucionales”. Si a la enumeración de “jaculatorias” si la menor relación con la realidad que se repiten en sus textos: “Darwin completó la revolución copernicana”… “es el triunfo de la razón”… “fue el primero en dar una explicación materialista de la vida”… “el descubridor de la evolución”… “fue un incomprendido en su tierra”… y a la práctica permanente de los devotos darwinistas, como la de Dawkins, es decir, la riquísima y barroca colección de retórica y argumentos que han extraído de sus “sencillos” textos que resulta sospechosamente similar a las tradiciones escolásticas, le añadimos la “infalibilidad” de Darwin (que nos trajo “la Verdad”) y la omnipotencia de la indiscutible selección “natural”, nos vemos frente a todos los ingredientes de una religión “revelada”. Incluso, cuando alguno de los biólogos descarriados cuestionamos la validez de la selección natural como explicación de la enorme complejidad de los procesos biológicos, la respuesta displicente es que “no comprendemos la selección natural”, que es algo como decir “que no hemos sido tocados por el don de la gracia”.
El triste resultado de la imposición de esta nueva religión “institucional” cuyos dogmas indiscutibles son el azar y la competencia y cuya concepción de la vida, de la Naturaleza, de la realidad… es tan sórdida, es que sigue siendo una herramienta de poder utilizada para convencer a la sociedad de que “las cosas son así”, en este caso, “porque lo dice la ciencia” y ha dejado las manos libres a los poderosos, los que controlan la ciencia (porque los que controlan el poder económico y el poder científico son exactamente los mismos) para dirigir el Mundo a su voluntad sin tener que dar cuentas a nadie.
-Supongamos que un estudiante de biología, en los últimos años o Semestres de la carrera, está convencido de que Darwin, su obra, y sus continuadores están básicamente en lo correcto en relación con la evolución. Pero este estudiante, inteligente, curioso y con un amor incondicional por buscar la verdad, decide explorar las teorías alternativas sobre la evolución. ¿Qué argumento central le ofrecería usted para hacerlo dudar o reconsiderar críticamente su posición sobre el neo-darwinismo?
Lo primero, que lea a Darwin. Que no se desanime al llegar al primer capítulo, que es lo que les suele pasar, porque encontrará cosas muy significativas sobre sus ideas y su “documentación” científica. Lo segundo, creo que sería conveniente que supiera cómo se elaboró la Teoría Sintética “moderna”. La publicación de “Sobre el origen de las especies, etc” tuvo un enorme éxito social que hizo que, para muchos, fuese el descubrimiento de que había existido algo “parecido” a la evolución (hasta entonces limitada al ámbito científico), pero para los expertos en evolución, por entonces llamados “lamarckianos”, la selección natural no pasaba de ser una extrapolación inadecuada de un fenómeno que no tenía nada que ver con sus observaciones de la Naturaleza, y en el ambiente científico no llegó a arraigar. Los genetistas (De Vries, Bateson…), a pesar de lo poco que se conocía de genética por entonces, eran conscientes de que la variabilidad normal existente en los organismos no era suficiente para traspasar los límites de la especie, incluso bajo una fuerte selección artificial y decían que los cambios genéticos deberían de ser bruscos. Entonces, llegó otra mixtificación de los fenómenos naturales. Lo voy a transcribir tal como lo cuenta Richard Milner, un darvinista convencido: R. C. Punnet, (por cierto, un ferviente eugenista), expuso el problema a su amigo G. H. Hardy, profesor de matemáticas en la Universidad de Cambridge, quien, según se dice, escribió la solución en el puño de la camisa mientras comía. Como la consideró muy elemental, Hardy se negó a presentarla en una publicación que normalmente leerían sus colegas matemáticos, por lo que Punnett la expuso en una revista de biología. Fue la única incursión de Hardy en la genética (?). La solución obtenida por el profesor Hardy fue que la simple expresión binomial (p2 +2pq + q2) = 1 describe la proporción de cada genotipo en la población, donde p representa el alelo dominante (A), q el recesivo (a) y (p + q = 1). Este es el origen de la Síntesis “moderna”. Otro invento sin la menor relación con la realidad, elaborado para mantener la idea de la selección natural actuando sobre variaciones graduales como responsable de la evolución. Resulta muy significativo que todos los matemáticos y genetistas implicados en la gestación de semejante falsificación (Punnet, Fisher, Haldane, Dobzhansky, incluso Mayr) eran eugenistas (así como la familia Darwin). Se pueden encontrar rastreando los “Eugenics records” en Internet. Es decir, seguía habiendo detrás una ideología como idea conductora de la selección natural.
Pero los descubrimientos actuales, los datos que se están conociendo sobre la enorme complejidad de la regulación y el control de la información genética muestran que las hipótesis en que se basa la Síntesis “moderna” son absolutamente falsos, por lo que todo lo que se ha elaborado a partir de ella es absolutamente falso. No creo que sea tan difícil de comprender.
Lo que recomendaría a los jóvenes interesados en la evolución y en la Biología en general es que se documentasen sobre los nuevos datos, especialmente sobre Genética y Biología del desarrollo, pero también sobre las actividades de bacterias y virus en la Naturaleza. Sobre la sutil comunicación e interconexión entre los organismos y el ambiente. Descubrirán la enorme complejidad y la enorme belleza de los fenómenos naturales. Que intenten desconectar de la visión sórdida, reduccionista y competitiva que nos han inculcado los darwinistas y que piensen por sí mismos. Tienen mucho por hacer y mucho por aportar a la Biología.
-¿Usted piensa que es “una cuestión de tiempo” el que la teoría sintética sea abandonada por la comunidad científica; o más bien augura un largo futuro a esta teoría?
Me temo que no ya la Teoría sintética, sino el darwinismo tiene un largo futuro asegurado.
Los artículos científicos actuales sobre evolución ya no hablan de la “Síntesis moderna” (que ha quedado reducida a ”una asignatura más” en las facultades en forma de Genética de poblaciones), suelen usar una confusa mezcla de conceptos entre los que incluyen remodelaciones genómicas, duplicaciones parciales o completas (a todo lo llaman “mutaciones”), cambios en las redes de regulación, genes homeóticos, cambios epigenéticos, saltos de elementos móviles, inserciones virales… pero todo lo que se produce es “al azar” y “porque ha sido seleccionado” y cuando son fenómenos muy complejos en la que intervienen muchos elementos sin los cuales ese proceso no existiría se ha producido por “selección cooptiva” y los virus son “explotados por el hospedador”… El “azar” y la selección natural son dogmas contra los que es inútil luchar, a pesar de que, supuestamente, fue la “Síntesis moderna” la única “demostración”, mediante sus fórmulas, de la actuación de la selección natural sobre “los genes”. Y creo que el motivo tiene componentes extracientíficos, una vez más. Supongo que sabrá que, desde la primera mitad del siglo XIX comenzaron a expandirse las ideas que justificaban las desigualdades sociales en base a las diferencias biológicas entre los individuos (ideas que están muy bien plasmadas en “El origen del Hombre”), lo que se conoce como “determinismo biológico”, aunque había ideas contrapuestas que afirmaban que el ambiente y las condiciones sociales en que los individuos se desarrollaban eran responsables de gran parte de esas diferencias; eran los llamados “ambientalistas”, partidarios de la construcción de una sociedad que no favoreciese la aparición de las grandes desigualdades sociales existentes. Los deterministas, es decir, los partidarios de la idea de que el orden social es una manifestación de la naturaleza intrínseca del hombre y, por tanto, inmutable, se vieron “apoyados científicamente” por los libros de Darwin. Desde entonces, la magnífica acogida de libros como los de Konrad Lorenz (del que hay mucho que contar), “Sociobiología” de Wilson, o “El gen egoísta” de Dawkins, han contribuido al reforzamiento “científico” de esas ideas. Actualmente, van ganando “por goleada”. Como sabrá, continuamente se publican y se publicitan “descubrimientos” que son totalmente contradictorios con lo que se sabe sobre el control y la regulación de la información genética: se han “descubierto” “el gen del alcoholismo”, “la proteína del amor”, “la enzima de la longevidad”, etc.
Estos supuestos descubrimientos tienen que ver con el otro aspecto “extracientífico” del mantenimiento de la concepción reduccionista del darwinismo: El aspecto económico. Como creo que sabe, la Biología se ha convertido en un negocio más, dominado por las grandes multinacionales de la Biotecnología, “biofármacos”, transgénicos… La investigación biológica se ha convertido en una carrera por lograr “patentes” financiada mayoritariamente por empresas con ánimo de lucro. Para este negocio es imprescindible la idea reduccionista de “los genes” y de la vida como un fenómeno regido por “el azar” y la competencia. No es una deducción mía. Lo dice textualmente uno de los expertos más prestigiosos en estos temas: “Como la evolución ha sido al azar, las manipulaciones de los fenómenos biológicos no es más que una aceleración de los procesos que se producen en la Naturaleza”. Teniendo en cuenta que vivimos literalmente inmersos en un mar de bacterias y virus, las manipulaciones que hacen dan un poco de miedo. Para ser sincero, dan mucho miedo.
En definitiva, creo que el darwinismo durará lo que dure el actual sistema económico y la actual estructura del poder, por lo que, si tenemos en cuenta el camino que llevan y las pocas perspectivas de un cambio, se podría aventurar que lo que dure la actual “civilización”.
-He leído que afirmar que los darwinistas son “acríticos” de la Teoría sintética es una exageración o inclusive una gran mentira, porque la mayoría de los biólogos son conscientes de las fallas que esta teoría presenta aun cuando esté, según ellos, esencialmente en lo correcto. Y que realmente el motivo por el cuál no se toman seriamente las alternativas (como las que usted plantea), es que ninguna de ellas tienen el poder explicativo de la Teoría Sintética. Es decir, se basan solo en críticas, sin proponer una alternativa seria que pueda sustituirla. ¿Qué opinión le merece este punto de vista?
En primer lugar, quisiera que me explicaran qué darwinismo es el “esencialmente correcto” ¿El de los libros de Darwin? ¿El de la Síntesis “moderna”? ¿El de “los genes egoístas”? No existe una teoría darwinista claramente formulada que integre la gran cantidad de descubrimientos existentes sobre los procesos biológicos que, por otra parte, son totalmente contradictorios con las ideas darwinistas. Lo único que queda del darwinismo es la competencia en cada uno de los niveles de la vida, el azar (todo se ha producido “al azar”, hasta la reacciones químicas) y sobre todo, su “poder creador” la selección natural. Todas las formas de vida, las moléculas, las relaciones ecosistémicas… se han producido porque “han sido seleccionadas”. Es decir, lo que queda es una concepción de la vida, una creencia que ha sido reforzada por los interesados en que se mantenga, por una auténtica veneración a Darwin, el hombre que trajo “la verdad”, que incluye los relatos míticos, las leyendas sobre el personaje creadas, inventadas totalmente por sus promotores. Si han conseguido esto en 200 años, imagínese en qué se convertirá Darwin en 1800 años más.
Lo cierto es que esta forma de “creer” es la antítesis de el espíritu científico, porque rechaza, a veces violentamente, cualquier crítica y entorpece el avance de la Ciencia y, lo que es más grave, yo creo que entorpece a los científicos, porque he leído interpretaciones de procesos evidentemente armónicos y coordinados que son propias de sicópatas agresivos. No comprendo cómo pueden decir que aman a la Naturaleza cuando tiene esta visión tan fea, tan cruel, tan sórdida de ella.
Por este carácter de creencia, son incapaces, no ya sólo de admitir, sino de comprender las propuestas alternativas. Lo explicaré, ya que estamos hablando “en confianza”, con un ejemplo personal: Si sugieres que los datos que tenemos, de los que podemos partir, porque son datos, sobre la aparición de la vida, sobre las primeras formas de vida en la Tierra eran bacterias, eres acusado de apoyar fenómenos misteriosos, porque ellos pueden inventarse lo de la “sopa prebiótica”, el “mundo ARN”, las “celdas de arcilla”, “LUCA” (Last Universal Common Ancestor)… que son hipótesis sin el menor apoyo empírico, pero “explican todo”. Si hablas de que los datos sobre los genomas permiten localizar las secuencias génicas de origen bacteriano (lo que Radey Gupta llama “firmas”), que los datos de los genomas, especialmente del más estudiado, el humano (el genoma total, no sólo el codificante de proteínas) muestran que su inmensa mayor parte está formada por virus endógenos, elementos móviles y secuencias repetidas y que está demostrado experimentalmente que estos elementos se activan como respuesta al estrés ambiental (radiaciones, sustancias químicas, estrés nutricional…), que produce duplicaciones, delecciones, inversiones, translocaciones, es decir remodelaciones, que se pueden observar comparando genomas de grupos relacionados… que todo esto concuerda con las grandes extinciones y bruscas remodelaciones morfológicas observadas desde siempre en el registro fósil y apoyadas por los estudios embriológicos, lo califican de “especulaciones”, mientras que su evolución gradual por mutaciones puntuales y al azar, “está demostrada”. El adoctrinamiento a que somos sometidos los biólogos en nuestra formación es tal, que la creencia en las hipótesis (tanto las originales de Darwin, como las de la Teoría sintética), las convierten en hechos demostrados, porque “es evidente” que en la Naturaleza existe la competencia, porque los machos compiten por las hembras, y “es evidente” que en la Naturaleza existe la selección natural, porque unos (los “más aptos”) viven y otros mueren, aunque nadie pueda explicar qué tiene que ver esa “competencia” y que unos mueran y otros no con las remodelaciones genéticas y embriológicas relacionadas con la evolución (¡Ah,sí!, “con el tiempo”…).
Los datos que se están obteniendo sobre la regulación, el control, y la interacción con el ambiente de la información genética y de los organismos en general, están mostrando fenómenos de una enorme complejidad, que han de ser entendidos en términos de interacciones moleculares, de complejas relaciones ecosistémicas, de integración entre el mundo orgánico y el inorgánico, es decir, mediante modelos como los de los sistemas complejos. La Naturaleza no se puede entender con términos empresariales (coste-beneficio, competencia, explotación de recursos…) ni con explicaciones simplistas, como la “selección” que vale para explicar “todo”. Los fenómenos complejos requieren explicaciones complejas. Pero estas parecen resultar incomprensibles para los creyentes en la selección natural, e innecesarias, porque ésta “explica todo”. Para qué investigar más…
-Cree usted que haya algo “rescatable” de la obra de Darwin? ¿Es decir, algo que merezca ser científicamente reconocido en su obra?
Si. Un aprendizaje para la historia. Un aprendizaje sobre las nefastas consecuencias de la aplicación de unos hipócritas prejuicios culturales y sociales de unas clases dominantes a la naturaleza. Ya hemos hablado de las consecuencias científicas tan negativas. Del obstáculo al progreso del conocimiento. Pero creo que las más nefastas han sido, de largo, las sociales y las ambientales (y lo peor está por llegar). No creo descubrir nada nuevo si hablo del sufrimiento de muchas pobres personas, de la enorme cantidad de brutalidades que se han cometido en nombre de la eugenesia, de la selección de “genes buenos” y la eliminación de los “malos” apoyada por científicos darwinistas. En Norteamérica, en Alemania (si lee Mein Kampf, verá en quién se apoyaba “científicamente”), en los países nórdicos… Lo que se hizo, con base en el “estado evolutivo inferior”, según las ideas que Darwin exponía en “El origen del Hombre”, en los países “colonizados”, (según ellos), especialmente en África y Australia. Lo que todavía se hace, por algunas compañías de seguros de los países “avanzados” de buscar los “genes malos” en los posibles asegurados, o en asignar un componente genético al comportamiento de personas marginadas o de grupos étnicos despreciados…
Pero otras consecuencias sociales que también debemos tener en cuenta son las aplicaciones de estas ideas reduccionistas, mecanicistas y competitivas a otras disciplinas como la sicología, la siquiatría, la neurobiología, la medicina… (El aspecto de la “lucha contra los patógenos” ya ha dado sus frutos con el avance de la resistencia de las bacterias a los antibióticos, que puede dejar a la Humanidad inerme ante las infecciones. Ahora estamos en ”la lucha contra los virus”…) Y, en el futuro, en las peligrosas consecuencias de los cultivos trangénicos y de las manipulaciones de plásmidos, bacterias y virus de la Biotecnología.
Pero, sobre todo, la justificación “científica” de un sistema económico, de una forma de ver la realidad, lo que no es extraño dado que las ideas de Darwin estaban basadas, como él mismo decía, en ese modelo, que ha tenido unas consecuencias terribles para la inmensa mayor parte de la Humanidad y para el medio ambiente.
Y esto no son especulaciones. Cito textualmente las palabras de un darvinista convencido, Michael Rose en su libro “Darwin’s ghost”: El darwinismo probablemente contribuyó al ascenso del racismo a finales del siglo XIX y, por tanto, ayudó a fomentar en general el racismo del siglo XX. El darwinismo fue usado también para exacerbar el desprecio por los pobres en el siglo XIX. Considerado todo ello, el darwinismo ha tenido muchos efectos lamentables y, a veces, actualmente viciosos en el clima social del mundo moderno. Es comprensible que tantos odien a Darwin y el darwinismo. A diferencia de tantas doctrinas, religiosas e ideológicas, no es, ciertamente, un opio intelectual. /…/ En lo que concierne a los beneficios prácticos del darwinismo el caso es casi el opuesto. El pensamiento darwinista es esencial en el cruce del ganado, agronomía y similares. La agricultura moderna depende del darwinismo como una de sus más importantes piedras fundadoras. Estamos sólo empezando a ver el uso de metodologías darwinistas en medicina, ingeniería genética y campos asociados. Pero es seguro que más de sus aplicaciones llegarán. A lo que Rose se refiere es a la agricultura y la ganadería industrializadas y, ahora, a los cultivos transgénicos, que han sido una catástrofe para millones de pequeños agricultores y ganaderos y para el medio ambiente y la biodiversidad y han dejado la alimentación mundial en manos de unas pocas multinacionales. ¿Sabía usted que por causa de estos “progresos” se han extinguido, según la FAO, el 75% de los cultivos tradicionales y no se sabe cuantas razas de ganado autóctonas y bien adaptados a su clima? ¿Y que la alimentación mundial depende en un 70% de una docena de cultivos? Lo que supongo que sabrá es que los cultivos de semillas “altamente seleccionadas” y muy homogéneas son muy sensibles a cambios de temperatura, por lo que un cambio climático puede tener consecuencias catastróficas. Pero también es del dominio público que los grandes magnates mundiales y las grandes empresas de biotecnología están construyendo en Svalbard, en el ártico, un refugio acorazado, “la cámara de semillas del fin del Mundo”, para “preservar la biodiversidad”…
-Algún comentario o reflexión final sobre el Año de Darwin.
Sólo quisiera pedir a los que tengan la paciencia de leer esto que reflexionen sobre lo que realmente ha significado el darwinismo que, insisto, no es una creación de Darwin, para la Biología y para la Humanidad. Una concepción distorsionada de la Naturaleza y de las relaciones de los hombres entre sí. ¿Cómo se puede interpretar la enorme complejidad de las relaciones ecológicas, en la que todos los elementos bióticos y abióticos están interrelacionados y en la que todos son absolutamente imprescindibles, en términos empresariales regidos por la competencia? ¿Cómo se puede extrapolar la competencia a los más recónditos niveles de la vida? Compiten las células, las moléculas, el ADN es “egoísta” y lo que no se entiende es “basura”… Esta forma de ver la Naturaleza lleva a los especialistas mas brillantes y prestigiosos a interpretar todos los fenómenos biológicos al revés de la realidad, en función de o que les han enseñado. Intentaré explicarlo simplemente, aunque no sé si seré capaz: Los conocimientos actuales están mostrando que las relaciones entre los organismos entre sí y con el entorno están regidas, no por la competencia, sino por el equilibrio en forma de redes complejas de interacciones que comunican los organismos entre sí y con el ambiente. Que la información genética, también fruto de una compleja red de interacciones moleculares, también tiene una gran capacidad de respuesta al ambiente (un concepto odiado por los “deterministas”), mediante distintos procesos genéticos y epigenéticos. Que vivimos literalmente inmersos en una inconcebible cantidad de bacterias y virus que tienen unas funciones esenciales para la vida en el Planeta y en el interior y el exterior de los organismos, y que su aspecto patológico (extremadamente minoritario), es el resultado de algún tipo de desestabilización de sus funciones, de algún desequilibrio de sus relaciones naturales.
Si tenemos en cuenta estos datos reales, te produce una sensación angustiosa cuando lees que se están invirtiendo cifras fabulosas para “secuenciar los cánceres” o cuando ves los descubrimientos de los, cada vez más numerosos, “genes del cáncer”. El cáncer no está en los genes (en unos “genes malos”). Es producto de agresiones ambientales, porque vivimos sometidos a infinidad de sustancias químicas sintéticas, a radiaciones electromagnéticas, a estrés inmunodepresor… los genes del cáncer son alteraciones genéticas y epigenéticas (y por eso pueden ser hereditarios) producidas por estas agresiones. Y los “virus cancerígenos” son virus endógenos activados por estas agresiones y emitidos por los tumores. Y los virus no “mutan para evadir las defensas del hospedador”, porque los virus en estado libre son absolutamente inertes. Y los virus endógenos no son “parásitos” ni “explotados por el hospedador”, y no “secuestran la maquinaria celular”, sino que es la célula la que utiliza los componentes de los virus. Y el virus (híbrido) del SIDA no se originó “porque los africanos comen monos”, sino por la elaboración de una vacuna contra la polio (con intereses económicos implicados) usando riñones de chimpancé y macaco como cultivo. Y los mamíferos tenemos un virus endógeno, conocido como W, cuyas secuencias genéticas y cuyas proteínas de la cápsida son las responsables de la formación de la placenta, de la fusión del sincitio-trofoblasto y de la inmunodepresión materna durante el embarazo. Y eso es lo que produce la infección por este virus híbrido; la inmunodepresión. Por eso, cuando lees en una artículo reciente en una revista muy importante que “se ha descubierto por qué el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) causante del sida progresa con más rapidez en las mujeres que en los hombres con niveles similares del virus en la sangre, y es porque la molécula receptora que está en "la primera línea" del reconocimiento del virus por parte del sistema inmunológico del organismo responde de manera diferente en la mujer”, resulta angustioso que no comprendan porqué se produce esto y que la única idea que surja es la de que este descubrimiento “abrirá una línea investigadora en la elaboración de fármacos que permitirán modificar la respuesta inmunológica temprana al virus”.
Podríamos llenar un tomo de buen grosor con interpretaciones de este tipo. Lo que todas tienen en común es que estos “descubrimientos” están enfocados en intentar interrumpir estos procesos, en lugar de comprenderlos y prevenirlos y servirán para fabricar (y vender) fármacos.
Y este es el motivo por el que no va a cambiar nada en las interpretaciones “patológicas” de la Naturaleza. Es más rentable vender medicinas (fundamentalmente para “tratar los síntomas”) que evitar las enfermedades. Y dentro de este negocio, las vacunas son el mejor negocio. La inmunidad natural es un fenómeno mediante el que el organismo mantiene el equilibrio con los innumerables microorganismos del entorno. En unas condiciones razonables (no exageradas) de higiene y condiciones adecuadas de nutrición y salud, se produce sin ningún problema. Pero la introducción en el torrente circulatorio de variadas dosis de antígenos o microorganismos “atenuados” puede producir una debilitación del sistema inmune, haciendo a la población más susceptible a enfermedades y produciendo problemas alérgicos. Incluso, los aditivos de algunas vacunas derivados del mercurio o del aluminio, que son neurotóxicos, se han asociado por expertos “silenciados” a problemas neurológicos y al aumento de la incidencia de autismo. El caso de la innecesaria y peligrosa vacuna contra el papilomavirus es muy explícito. Se descubrió que dos de los miembros del tribunal que concedió el Nóbel (la mejor publicidad) a Zur Hausen estaban relacionados con la industria farmacéutica. Semejante escándalo, que se publicó en la prensa, habría sido suficiente para retirarle el Nóbel y suspender las vacunaciones, ¿ha oído algo de ello?
Los magnates que están detrás de la industria farmacéutica, de la biotecnológica, de los transgénicos… y de la información, tienen mucho dinero y, por tanto, mucho poder. No quiero profundizar aquí en este tema porque podría ser acusado de “conspiranoico”, un término acuñado por los “creadores de opinión” (estos mismos magnates han creado centros para “crear opinión” mediante la difusión de tópicos), para los que denuncian estas maquinaciones. Prefiero que el (hipotético) lector investigue por su cuenta. Pero sí quiero decir que mi búsqueda de información sobre estos temas me ha llevado a comprobar que el Mundo está en manos de verdaderos paranoicos (por cierto, fervientes darwinistas), que han adquirido tanto poder que se sienten autorizados para decidir el destino de la Humanidad, y quienes o cuantos les sobran. No es una “teoría conspirativa”. Lo han comentado públicamente y se les puede ver en los medios de comunicación durante reuniones en las que comparten sus preocupaciones “filantrópicas” por el aumento de la población mundial. He leído informaciones terribles sobre vacunaciones esterilizadoras a indígenas americanas o en la India y Filipinas. Por eso, cuando leo que se han hecho estudios genéticos en poblaciones africanas “para conocer su evolución” o en indígenas mexicanas “para poder aplicarles la medicina personalizada” me produce una gran preocupación. Como la que me produce pensar qué pasará cuando el extraño virus recombinante “H1N1” se extienda por África.
No. Creo que no hay solución. Hay un gran poder de manipulación y control mental. Produce una sensación asfixiante comprobar la enorme mentira bajo la que viven “las sociedades avanzadas”. No hay más que ver cual ha sido el resultado y la reacción a la crisis financiera y a su vergonzosa “solución”. Por muchos intentos que se hagan desde publicaciones o medios “alternativos”, la gran masa de la población seguirá viviendo en esa mentira. En esa alienación.
-Dr.Sandín, ¿qué opina de todo el boom informativo sobre el llamado Año de Darwin?
Yo más bien lo calificaría de “boom desinformativo”, de los que tenemos amplia experiencia en los países “desarrollados”. A estas alturas creo que hay sobrados motivos para desconfiar de los “booms” informativos. De los “creadores de opinión”. Y este caso presenta todas las características típicas de los procesos de adoctrinamiento social. Si se piensa en quienes están detrás de las megacorporaciones de la información resulta muy poco probable que una idea verdaderamente revolucionaria tenga tanta relevancia en sus medios. Parece más razonable suponer que la propaganda masiva del darwinismo responde a intereses de mantenimiento de una determinada concepción de la realidad y de unos grandes intereses económicos. La campaña mediática no ha tenido precedentes ni remotos con ninguno de los más prestigiosos (y verdaderos) científicos de la historia. Durante todo el año aparecen artículos con narraciones totalmente mixtificadas de la epopeya del “descubrimiento de la evolución”. Con el debate contra los creacionistas, para distorsionar el verdadero debate con los científicos (dejando caer que el que no es darwinista es creacionista). Hay secciones fijas en muchos diarios con un gran despliegue de medios audiovisuales con las tópicas narraciones de los expertos “consagrados”…. Y por si no fuera suficiente, se ha recurrido a otro de los típicos sistemas de condicionamiento mental: una película de Hollywood (he visto el trailer y cualquier relación con la realidad es pura coincidencia) y hasta “comics”. Si esto no suena a adoctrinamiento social, usted me dirá.….
Pero todos los fenómenos complejos tienen distintos componentes. Hay científicos de buena fe participantes en este fenómeno que son verdaderos “creyentes”, pero en medio de un verdadero caos teórico: Los expertos en evolución afirman sin pudor no saber nada de la genética actual (lo que hace a uno preguntarse. ¿cómo entonces sigue hablando de una evolución basada en concepciones demostradas falsas por los nuevos conocimientos?). Los especialistas en genética o bioquímica, que conocen los nuevos datos, no saben nada de evolución, ni les interesa, porque están a otras cosas (trabajar para la industria farmacéutica o biotecnológica o buscar patentes de genes o proteínas). Desde luego, a ambos tipos de científicos les va bien así, pero creo que sería bueno que se detuviesen a reflexionar sobre su desconexión teórica y, sobre todo, para qué o para quién están trabajando.
Desde luego, las grandes empresas biotecnológicas y biofarmacéuticas interesadas en el mantenimiento de la concepción reduccionista de “los genes” y el “el azar” del darwinismo y que se anuncian a toda página en los medios de comunicación y en las principales revistas científicas (que llegan a parecer un catálogo de anuncios de empresas de este tipo) estarán encantadas con esta promoción.
Pero, ¿ha leído o visto en algún gran medio de comunicación alguna noticia sobre el comunicado emitido recientemente por la Academia Americana de Medicina Ambiental sobre los perniciosos efectos comprobados de los alimentos transgénicos sobre la salud y su llamada para una moratoria inmediata?
-¿Usted piensa que la relevancia y atención que la obra de Darwin cobrará este año en los medios científicos y de comunicación, fomentará un examen crítico de la obra de este autor, y propiciará la seria consideración de teorías alternativas sobre la evolución?
Confieso que llegué a tener esa esperanza. Pensaba que quizás si se comenzaran a vender los libros de Darwin habría más gente que se daría cuenta de la verdadera calidad científica y el verdadero significado de su obra, pero ha sido todo lo contrario; nadie (o muy pocos) los leen, entre otras cosas, porque son insoportables. Cuando lees los primeros capítulos te quedas boquiabierto. Lo que se ha hecho es continuar con las mitificaciones y los cuentos falsificados. Ni un solo artículo de prensa con un mínimo análisis crítico. Ni una sólo referencia a algún texto científico crítico con el darwinismo. Nada de Von Bertalanffy, nada de James Shapiro, de Mae Wan Ho, Edward Goldsmith o Karl Woese.… Lo que sí tengo claro es que hay “especialistas” de los medios de comunicación que son “engañadores profesionales”. Que escriben sabiendo que están mintiendo cuando confunden premeditadamente las críticas al darwinismo con “ataques a la evolución” y siembran sospechas sobre los biólogos no “adeptos”. Y también hay historiadores “prestigiosos” caracterizados por contar los tópicos “oficiales” y rutinarios, ocultar la existencia de estudios científicos muy sólidos sobre la evolución previos a Darwin, deformar las circunstancias sociales que rodearon el nacimiento del darwinismo y falsificar descaradamente las verdaderas ideas de Darwin que se pueden comprobar, simplemente, leyendo sus libros. Es una técnica muy típica de adoctrinamiento. Desde luego, parece que está bien organizado.
Incluso periodistas y escritores sin la menor relación con la Biología escriben artículos laudatorios sobre Darwin. Es como un signo de cultura y hasta de “progresismo” porque les han convencido de que enfrentan “la revolución darwinista” con el creacionismo. Hasta las viñetas de los humoristas más lúcidos de la prensa han entrado en la dinámica. Quizás mi interpretación de que parece una técnica de adoctrinamiento pueda parecer exagerada, pero si, por ejemplo, busca en Wikipedia el término “antidarwinismo”, encontrará esta explicación que transcribo literalmente: “se apoyan en variados principios de la religión, el diseño inteligente, el creacionismo, el escepticismo, la magia, lo paranormal, la brujería, la ufología y otras pseudociencias de carácter sobrenatural”. ¿No resulta significativo?
Como es fácil de comprender, en medio de este aluvión de enorme apoyo mediático e institucional y de confusión premeditada, las posibles alternativas científicas tienen pocas posibilidades de difusión. Más aún si la propuesta resulta compleja. Y menos, cuando hay “especialistas” en la vigilancia de la ortodoxia. Sin ir más lejos, uno de ellos me acusó, precisamente en Wikipedia, de atribuir la evolución a los extraterrestres.
Con esta enorme capacidad de control y adoctrinamiento social, un adoctrinamiento que también se extiende a las universidades creo que las posibilidades para una teoría alternativa son escasas.
-Usted ha criticado severamente en sus artículos a Darwin y a su obra “El origen de las especies”. Si tales críticas están bien fundamentadas científicamente, ¿cómo explicar que se le considere un genio de la ciencia y a su obra uno de los mayores, si no el mayor, aporte científico de la historia de la humanidad? Esto está explicado en sus artículos, pero quizá un breve comentario suyo sea de interés para los lectores que visitan este blog por primera vez, o los que no estén muy familiarizados con la biología.
Sí, se han elevado sus especulaciones, bastante simples por cierto, al nivel de Schopenhauer y a su “descubrimiento” como llaman a la idea de la selección natural a un logro comparable a la teoría de la relatividad. Es cierto que, inicialmente, yo responsabilizaba a Darwin de las funestas consecuencias científicas, ambientales y sociales de las aplicaciones del darwinismo. Pensaba que cada científico (porque le consideraba científico) era responsable de las consecuencias de sus ideas. Pero después de años leyendo sus textos y buscando información sobre las circunstancias y personajes que rodearon la implantación del darwinismo, he conseguido “atar cabos” entre estas informaciones inconexas y he llegado a la conclusión de que el darwinismo, tal como lo conocemos, tiene poca relación con los supuestos “descubrimientos” de Darwin. “El origen de las especies” (el falso título que nos han transmitido) era la confusa obra de un aficionado acomodado con enormes carencias científicas con respecto a lo que ya se conocía y que no habría pasado de ser una curiosidad entre otras semejantes de la época. Inicialmente, yo compartía la idea muy bien argumentada por ilustres pensadores como Bertrand Russell, R. M.Young o Bernard Shaw, de que su éxito se debía, solamente, a la aplicación de las siniestras ideas de Malthus y Spencer, que eran una justificación de las injustas condiciones coloniales y sociales de la época, a la Naturaleza (como sabrá, sus obras fueron muy bien acogidas por los poderosos).
Esto justifica su éxito “social”, pero no explica su implantación científica, (a pesar de que los científicos de la época compartieran estatus social y una visión del mundo adecuadas para asumirla). Pero después de muchas aburridas lecturas sobre los personajes involucrados en su éxito he conseguido reunir la siguiente información: En los textos “oficiales” sobre las circunstancias que rodearon “la gran revolución” del darwinismo, figura Thomas Henry Huxley como “el bulldog de Darwin”. La idea que yo había obtenido de su participación era la de una especie de científico “free lance” devoto de Darwin que le defendió en el manido debate con el obispo Wilbeforce. Los datos que he obtenido, procedentes de la Enciclopedia Británica (se puede consultar on-line) son los siguientes: Bajo el título El poder y “el Papa” Huxley, nos cuenta lo que sigue: Huxley era “un científico líder en su época y un activista político, cualidades que le aportaron las palancas necesarias para ayudar a construir un orden social en el que la ciencia y el profesionalismo reemplazasen a los clásicos y el mecenazgo”. Fundó, junto con Joseph Dalton Hooker (otro poderoso protector de Darwin), el X-Club, en el que también figuraban Herbert Spencer, John Tindall y otros que, durante una década, controlaron la Royal Society. Huxley fue presidente de la Geological Society, la Ethnological Society, la British Association for the Advancement of Science, la Marine Biological Association y la Royal Society. “Con plazas en 10 Comisiones Reales, deliberando sobre todo, desde las pesquerías a las enfermedades o la vivisección, penetró claramente en los laberínticos corredores del poder”. También, junto con Hooker, fundó la revista Nature. El X-Club fue fundado con el objetivo de “promover el darwinismo y el liberalismo científico” y “fue acusado de ejercer demasiada influencia sobre el ambiente científico de Londres” es decir, del Imperio.
Creo que esto nos puede dar una pista de cómo se impuso el darwinismo y se silenciaron las voces de científicos (verdaderos científicos) discrepantes, como St. George Mivart, un zoólogo evolucionista que derribó con argumentos que se pueden seguir sosteniendo en la actualidad, la idea de la selección natural. Naturalmente, al “incomprendido” Darwin le hicieron miembro de las más importantes sociedades científicas y a su muerte fue objeto de un funeral de estado en la abadía de Westmister, en la que sólo estaban enterradas cinco personas no pertenecientes a la nobleza.
Es decir, aunque me estoy extendiendo demasiado, creo que es importante que se sepa que el darwinismo no es obra directa de Darwin, aunque compartiera, como se puede observar en “El origen del hombre” (otro falso título) la repugnante ideología eugenista de Huxley, Spencer y Galton. El contenido científico de “Sobre el origen de las especies por medio de la selección natural o el mantenimiento de las razas favorecidas en la lucha por la existencia” es nulo. Una gran confusión de ideas lamarckistas, spencerianas y maltusianas, incluso “neutralistas”, con el “descubrimiento” de la selección natural basado, como él aclara, en la cría de palomas y con comentarios y citas de fenómenos absurdos que “le contaron”. Sólo con leer su resumen final se puede comprobar esta confusión. Incluso el término “evolución” no aparece hasta la sexta edición del libro, por sugerencia de Huxley, lo que también es muy significativo.
Supongo que tampoco será muy conocido el hecho de que, cuando comenzó a entender algo de la evolución, al final de su vida, abandonó (lógicamente) el concepto de selección natural y en su lugar propuso la “Pangénesis”. Una idea confusamente lamarckiana, según la cual, cada órgano segregaba unas “gémulas” por la que se transmitían a los descendientes los caracteres adquiridos por los progenitores por la influencia del ambiente. Su primo Sir Francis Galton le disuadió de la idea, incluso publicó un artículo atacándola. Se puede comprender perfectamente por qué, teniendo en cuenta que Galton fue el fundador oficial de la eugenesia.
En definitiva, parece claro que el darwinismo fue un afianzamiento, un reforzamiento “científico” de las ideas de las clases dominantes. Se creó como una ideología por y para las élites sociales. Y lo sigue siendo. La idea de la selección natural, una fuerza omnipotente capaz de regir los destinos de los seres vivos, justifica muchas cosas.
-Los biólogos darwinistas, frecuentemente, afirman que las críticas contra la selección natural se basan en una incomprensión o tergiversación intencional de esta teoría. Por ejemplo, ellos dicen que la idea de que la evolución es “al azar” es simplista, falsa y tiende a tergiversar el darwinismo, porque lo que es al azar son las mutaciones genéticas, pero la selección natural no lo es. Más bien, la selección natural añade dirección e imprime canalización a dichas mutaciones, que es justamente todo lo contrario del “azar”. De allí que no pueda afirmarse que la evolución se deba únicamente al azar. Para citar a un conocido defensor del darwinismo “El azar es un ingrediente menor del récipe darwiniano, pero el más importante ingrediente es la selección acumulativa la cual es, quintaesencialmente, no al azar” (Dawkins, en el The Blind Watchmaker. La traducción es mía). Y en otra obra, el mismo autor define al darwinismo como la “Teoría mínima según la cuál la evolución es guiada, adaptativamente, en direcciones que no son al azar, por la supervivencia que tampoco es al azar, de pequeños cambios hereditarios al azar” (A Devil’s Chaplain. La traducción es mía) ¿Qué opina usted de esta objeción básica darwinista?
Se han escrito tantas cosas, tratados enteros repletos de “explicaciones” que son pura retórica, para intentar encajar los conceptos (los dogmas) de la selección “natural” y “el azar” en la explicación de la complejidad de la vida, que sería necesario otro tratado (si no varios) para discutir tantos argumentos falaces. Un dogma no se puede rebatir con argumentos racionales, pero se puede intentar comprender porqué ha llegado a convertirse en dogma si nos remontamos a su origen e intentamos explicarnos el motivo de su afianzamiento: Para empezar, insisto en que la idea de que existe una selección “natural” es una ocurrencia de Darwin al extrapolar las actividades de los ganaderos, agricultores y criadores de palomas, que son una total distorsión de las condiciones naturales. Si lee el “Origen de las especies” verá que lo repite continuamente, especialmente en los primeros capítulos. Entre las explicaciones retóricas que he leído, una afirma que “la extrapolación de las actividades de los ganaderos es sólo una analogía superficial”, cuando Darwin no se cansaba de apoyarse en la selección de ganaderos para exponer sus argumentos “científicos”. Por ejemplo, cuando en “El origen del hombre” (que, por cierto, nadie parece haber leído) expone sus ideas eugenistas, las justifica diciendo que “Es incalculable la prontitud con que las razas domésticas degeneran cuando no se las cuida o se las cuida mal; y a excepción hecha por el hombre, ninguno es tan ignorante que permita sacar crías a sus peores animales”, o cuando habla de que “la transmisión libre de las perversas cualidades de de los malhechores se impide ejecutándolos o reduciéndolos a la cárcel por mucho tiempo” lo apoya en que “en la cría de animales domésticos es elemento muy importante de buenos resultados la eliminación de aquellos individuos que, aunque sea en corto número, presenten cualidades inferiores”. En cuanto al azar, lo explica así: “He hablado hasta aquí como si las variaciones, tan comunes y multiformes en los seres orgánicos en estado de domesticidad y no tan comunes en los silvestres, (algo tan evidente como contradictorio con su “teoría”), fueran debidas a la casualidad. Innecesario es decir que este término es completamente inexacto y que sólo sirve para reconocer paladinamente nuestra ignorancia de la causa de cada variación particular”. Es decir, lo que significa realmente para Darwin “el azar” es desconocimiento. Y pretender basar una teoría científica en sucesos al azar es lo más “anticientífico” que puede imaginarse porque, aunque Dawkins (y muchos otros) concedan a la omnipotente, omnisciente y omnipresente (tiene “el don de la ubicuidad”, no sé si le suena de algo) selección natural la capacidad de dirigir la evolución, la fuente de la variación, la que “crea” las nuevas características, es “el azar”. Y ya sabemos, porque se ha comprobado experimentalmente, que los cambios, ya sean “pequeños cambios hereditarios” y, por tanto, sin consecuencias evolutivas, o cambios sustanciales en los genomas implicados en la evolución no son al azar, sino producidos por la capacidad de respuesta de los genomas al ambiente.
Pero como en todo lo relacionado con el darwinismo, tras estas ideas hay intereses que no son precisamente científicos. Ya hemos visto el resultado de la documentación histórica sobre cómo se impuso el darwinismo en el ámbito científico anglosajón, pero puede ser interesante intentar comprender porqué el azar y la selección “natural” se han convertido en algo indiscutible. Quizás convenga ampliar la cita anterior sobre Huxley de la Enciclopedia británica que le califica como “un científico líder en su época y un activista político, cualidades que le aportaron las palancas necesarias para ayudar a construir un orden social en el que la ciencia y el profesionalismo reemplazasen a los clásicos y el mecenazgo”. El manido debate de Huxley y el obispo Wilbeforce (en el que Darwin no participó) y que, al parecer, no fue tan épico como nos relatan los textos “oficiales”, fue luego convertido en el mito que escenificaba la lucha entre la luz de la ciencia y el oscurantismo eclesiástico. El “orden social en el que la ciencia y el profesionalismo reemplazasen a los clásicos y el mecenazgo” se refiere a esto: En la segunda mitad del siglo XIX las clases medias de Gran Bretaña adquirieron un lugar relevante en la sociedad industrializada, reemplazando a los terratenientes y a las clases feudales del pasado. El poder emergente luchaba por una reforma en la administración y por una educación laica que, entre otras cosas, liberase a la ciencia (y a ellos mismos) de la tutela de la iglesia establecida. El darwinismo de Huxley fue la base ideológica de esta “revolución” de la burguesía, que justificaba su acceso al poder mediante “la lucha por la vida” y “la supervivencia del más apto” (concepto que Jonh Rockefeller y otros magnates norteamericanos “hechos a sí mismos” abrazaron con entusiasmo, como sabrá). El azar era la forma de rebatir “la creación”.
De liberarse de la tutela del poder eclesiástico. El resultado es que convirtieron a “la Ciencia” en la nueva religión. El poeta inglés (de origen irlandés) de principios del siglo pasado William Yeats lo describió lúcidamente con la frase “la ciencia es la religión de los barrios residenciales”. Desde luego, si analizamos los argumentos y las prácticas darwinistas nos encontramos con una curiosa semejanza a las de las religiones “institucionales”. Si a la enumeración de “jaculatorias” si la menor relación con la realidad que se repiten en sus textos: “Darwin completó la revolución copernicana”… “es el triunfo de la razón”… “fue el primero en dar una explicación materialista de la vida”… “el descubridor de la evolución”… “fue un incomprendido en su tierra”… y a la práctica permanente de los devotos darwinistas, como la de Dawkins, es decir, la riquísima y barroca colección de retórica y argumentos que han extraído de sus “sencillos” textos que resulta sospechosamente similar a las tradiciones escolásticas, le añadimos la “infalibilidad” de Darwin (que nos trajo “la Verdad”) y la omnipotencia de la indiscutible selección “natural”, nos vemos frente a todos los ingredientes de una religión “revelada”. Incluso, cuando alguno de los biólogos descarriados cuestionamos la validez de la selección natural como explicación de la enorme complejidad de los procesos biológicos, la respuesta displicente es que “no comprendemos la selección natural”, que es algo como decir “que no hemos sido tocados por el don de la gracia”.
El triste resultado de la imposición de esta nueva religión “institucional” cuyos dogmas indiscutibles son el azar y la competencia y cuya concepción de la vida, de la Naturaleza, de la realidad… es tan sórdida, es que sigue siendo una herramienta de poder utilizada para convencer a la sociedad de que “las cosas son así”, en este caso, “porque lo dice la ciencia” y ha dejado las manos libres a los poderosos, los que controlan la ciencia (porque los que controlan el poder económico y el poder científico son exactamente los mismos) para dirigir el Mundo a su voluntad sin tener que dar cuentas a nadie.
-Supongamos que un estudiante de biología, en los últimos años o Semestres de la carrera, está convencido de que Darwin, su obra, y sus continuadores están básicamente en lo correcto en relación con la evolución. Pero este estudiante, inteligente, curioso y con un amor incondicional por buscar la verdad, decide explorar las teorías alternativas sobre la evolución. ¿Qué argumento central le ofrecería usted para hacerlo dudar o reconsiderar críticamente su posición sobre el neo-darwinismo?
Lo primero, que lea a Darwin. Que no se desanime al llegar al primer capítulo, que es lo que les suele pasar, porque encontrará cosas muy significativas sobre sus ideas y su “documentación” científica. Lo segundo, creo que sería conveniente que supiera cómo se elaboró la Teoría Sintética “moderna”. La publicación de “Sobre el origen de las especies, etc” tuvo un enorme éxito social que hizo que, para muchos, fuese el descubrimiento de que había existido algo “parecido” a la evolución (hasta entonces limitada al ámbito científico), pero para los expertos en evolución, por entonces llamados “lamarckianos”, la selección natural no pasaba de ser una extrapolación inadecuada de un fenómeno que no tenía nada que ver con sus observaciones de la Naturaleza, y en el ambiente científico no llegó a arraigar. Los genetistas (De Vries, Bateson…), a pesar de lo poco que se conocía de genética por entonces, eran conscientes de que la variabilidad normal existente en los organismos no era suficiente para traspasar los límites de la especie, incluso bajo una fuerte selección artificial y decían que los cambios genéticos deberían de ser bruscos. Entonces, llegó otra mixtificación de los fenómenos naturales. Lo voy a transcribir tal como lo cuenta Richard Milner, un darvinista convencido: R. C. Punnet, (por cierto, un ferviente eugenista), expuso el problema a su amigo G. H. Hardy, profesor de matemáticas en la Universidad de Cambridge, quien, según se dice, escribió la solución en el puño de la camisa mientras comía. Como la consideró muy elemental, Hardy se negó a presentarla en una publicación que normalmente leerían sus colegas matemáticos, por lo que Punnett la expuso en una revista de biología. Fue la única incursión de Hardy en la genética (?). La solución obtenida por el profesor Hardy fue que la simple expresión binomial (p2 +2pq + q2) = 1 describe la proporción de cada genotipo en la población, donde p representa el alelo dominante (A), q el recesivo (a) y (p + q = 1). Este es el origen de la Síntesis “moderna”. Otro invento sin la menor relación con la realidad, elaborado para mantener la idea de la selección natural actuando sobre variaciones graduales como responsable de la evolución. Resulta muy significativo que todos los matemáticos y genetistas implicados en la gestación de semejante falsificación (Punnet, Fisher, Haldane, Dobzhansky, incluso Mayr) eran eugenistas (así como la familia Darwin). Se pueden encontrar rastreando los “Eugenics records” en Internet. Es decir, seguía habiendo detrás una ideología como idea conductora de la selección natural.
Pero los descubrimientos actuales, los datos que se están conociendo sobre la enorme complejidad de la regulación y el control de la información genética muestran que las hipótesis en que se basa la Síntesis “moderna” son absolutamente falsos, por lo que todo lo que se ha elaborado a partir de ella es absolutamente falso. No creo que sea tan difícil de comprender.
Lo que recomendaría a los jóvenes interesados en la evolución y en la Biología en general es que se documentasen sobre los nuevos datos, especialmente sobre Genética y Biología del desarrollo, pero también sobre las actividades de bacterias y virus en la Naturaleza. Sobre la sutil comunicación e interconexión entre los organismos y el ambiente. Descubrirán la enorme complejidad y la enorme belleza de los fenómenos naturales. Que intenten desconectar de la visión sórdida, reduccionista y competitiva que nos han inculcado los darwinistas y que piensen por sí mismos. Tienen mucho por hacer y mucho por aportar a la Biología.
-¿Usted piensa que es “una cuestión de tiempo” el que la teoría sintética sea abandonada por la comunidad científica; o más bien augura un largo futuro a esta teoría?
Me temo que no ya la Teoría sintética, sino el darwinismo tiene un largo futuro asegurado.
Los artículos científicos actuales sobre evolución ya no hablan de la “Síntesis moderna” (que ha quedado reducida a ”una asignatura más” en las facultades en forma de Genética de poblaciones), suelen usar una confusa mezcla de conceptos entre los que incluyen remodelaciones genómicas, duplicaciones parciales o completas (a todo lo llaman “mutaciones”), cambios en las redes de regulación, genes homeóticos, cambios epigenéticos, saltos de elementos móviles, inserciones virales… pero todo lo que se produce es “al azar” y “porque ha sido seleccionado” y cuando son fenómenos muy complejos en la que intervienen muchos elementos sin los cuales ese proceso no existiría se ha producido por “selección cooptiva” y los virus son “explotados por el hospedador”… El “azar” y la selección natural son dogmas contra los que es inútil luchar, a pesar de que, supuestamente, fue la “Síntesis moderna” la única “demostración”, mediante sus fórmulas, de la actuación de la selección natural sobre “los genes”. Y creo que el motivo tiene componentes extracientíficos, una vez más. Supongo que sabrá que, desde la primera mitad del siglo XIX comenzaron a expandirse las ideas que justificaban las desigualdades sociales en base a las diferencias biológicas entre los individuos (ideas que están muy bien plasmadas en “El origen del Hombre”), lo que se conoce como “determinismo biológico”, aunque había ideas contrapuestas que afirmaban que el ambiente y las condiciones sociales en que los individuos se desarrollaban eran responsables de gran parte de esas diferencias; eran los llamados “ambientalistas”, partidarios de la construcción de una sociedad que no favoreciese la aparición de las grandes desigualdades sociales existentes. Los deterministas, es decir, los partidarios de la idea de que el orden social es una manifestación de la naturaleza intrínseca del hombre y, por tanto, inmutable, se vieron “apoyados científicamente” por los libros de Darwin. Desde entonces, la magnífica acogida de libros como los de Konrad Lorenz (del que hay mucho que contar), “Sociobiología” de Wilson, o “El gen egoísta” de Dawkins, han contribuido al reforzamiento “científico” de esas ideas. Actualmente, van ganando “por goleada”. Como sabrá, continuamente se publican y se publicitan “descubrimientos” que son totalmente contradictorios con lo que se sabe sobre el control y la regulación de la información genética: se han “descubierto” “el gen del alcoholismo”, “la proteína del amor”, “la enzima de la longevidad”, etc.
Estos supuestos descubrimientos tienen que ver con el otro aspecto “extracientífico” del mantenimiento de la concepción reduccionista del darwinismo: El aspecto económico. Como creo que sabe, la Biología se ha convertido en un negocio más, dominado por las grandes multinacionales de la Biotecnología, “biofármacos”, transgénicos… La investigación biológica se ha convertido en una carrera por lograr “patentes” financiada mayoritariamente por empresas con ánimo de lucro. Para este negocio es imprescindible la idea reduccionista de “los genes” y de la vida como un fenómeno regido por “el azar” y la competencia. No es una deducción mía. Lo dice textualmente uno de los expertos más prestigiosos en estos temas: “Como la evolución ha sido al azar, las manipulaciones de los fenómenos biológicos no es más que una aceleración de los procesos que se producen en la Naturaleza”. Teniendo en cuenta que vivimos literalmente inmersos en un mar de bacterias y virus, las manipulaciones que hacen dan un poco de miedo. Para ser sincero, dan mucho miedo.
En definitiva, creo que el darwinismo durará lo que dure el actual sistema económico y la actual estructura del poder, por lo que, si tenemos en cuenta el camino que llevan y las pocas perspectivas de un cambio, se podría aventurar que lo que dure la actual “civilización”.
-He leído que afirmar que los darwinistas son “acríticos” de la Teoría sintética es una exageración o inclusive una gran mentira, porque la mayoría de los biólogos son conscientes de las fallas que esta teoría presenta aun cuando esté, según ellos, esencialmente en lo correcto. Y que realmente el motivo por el cuál no se toman seriamente las alternativas (como las que usted plantea), es que ninguna de ellas tienen el poder explicativo de la Teoría Sintética. Es decir, se basan solo en críticas, sin proponer una alternativa seria que pueda sustituirla. ¿Qué opinión le merece este punto de vista?
En primer lugar, quisiera que me explicaran qué darwinismo es el “esencialmente correcto” ¿El de los libros de Darwin? ¿El de la Síntesis “moderna”? ¿El de “los genes egoístas”? No existe una teoría darwinista claramente formulada que integre la gran cantidad de descubrimientos existentes sobre los procesos biológicos que, por otra parte, son totalmente contradictorios con las ideas darwinistas. Lo único que queda del darwinismo es la competencia en cada uno de los niveles de la vida, el azar (todo se ha producido “al azar”, hasta la reacciones químicas) y sobre todo, su “poder creador” la selección natural. Todas las formas de vida, las moléculas, las relaciones ecosistémicas… se han producido porque “han sido seleccionadas”. Es decir, lo que queda es una concepción de la vida, una creencia que ha sido reforzada por los interesados en que se mantenga, por una auténtica veneración a Darwin, el hombre que trajo “la verdad”, que incluye los relatos míticos, las leyendas sobre el personaje creadas, inventadas totalmente por sus promotores. Si han conseguido esto en 200 años, imagínese en qué se convertirá Darwin en 1800 años más.
Lo cierto es que esta forma de “creer” es la antítesis de el espíritu científico, porque rechaza, a veces violentamente, cualquier crítica y entorpece el avance de la Ciencia y, lo que es más grave, yo creo que entorpece a los científicos, porque he leído interpretaciones de procesos evidentemente armónicos y coordinados que son propias de sicópatas agresivos. No comprendo cómo pueden decir que aman a la Naturaleza cuando tiene esta visión tan fea, tan cruel, tan sórdida de ella.
Por este carácter de creencia, son incapaces, no ya sólo de admitir, sino de comprender las propuestas alternativas. Lo explicaré, ya que estamos hablando “en confianza”, con un ejemplo personal: Si sugieres que los datos que tenemos, de los que podemos partir, porque son datos, sobre la aparición de la vida, sobre las primeras formas de vida en la Tierra eran bacterias, eres acusado de apoyar fenómenos misteriosos, porque ellos pueden inventarse lo de la “sopa prebiótica”, el “mundo ARN”, las “celdas de arcilla”, “LUCA” (Last Universal Common Ancestor)… que son hipótesis sin el menor apoyo empírico, pero “explican todo”. Si hablas de que los datos sobre los genomas permiten localizar las secuencias génicas de origen bacteriano (lo que Radey Gupta llama “firmas”), que los datos de los genomas, especialmente del más estudiado, el humano (el genoma total, no sólo el codificante de proteínas) muestran que su inmensa mayor parte está formada por virus endógenos, elementos móviles y secuencias repetidas y que está demostrado experimentalmente que estos elementos se activan como respuesta al estrés ambiental (radiaciones, sustancias químicas, estrés nutricional…), que produce duplicaciones, delecciones, inversiones, translocaciones, es decir remodelaciones, que se pueden observar comparando genomas de grupos relacionados… que todo esto concuerda con las grandes extinciones y bruscas remodelaciones morfológicas observadas desde siempre en el registro fósil y apoyadas por los estudios embriológicos, lo califican de “especulaciones”, mientras que su evolución gradual por mutaciones puntuales y al azar, “está demostrada”. El adoctrinamiento a que somos sometidos los biólogos en nuestra formación es tal, que la creencia en las hipótesis (tanto las originales de Darwin, como las de la Teoría sintética), las convierten en hechos demostrados, porque “es evidente” que en la Naturaleza existe la competencia, porque los machos compiten por las hembras, y “es evidente” que en la Naturaleza existe la selección natural, porque unos (los “más aptos”) viven y otros mueren, aunque nadie pueda explicar qué tiene que ver esa “competencia” y que unos mueran y otros no con las remodelaciones genéticas y embriológicas relacionadas con la evolución (¡Ah,sí!, “con el tiempo”…).
Los datos que se están obteniendo sobre la regulación, el control, y la interacción con el ambiente de la información genética y de los organismos en general, están mostrando fenómenos de una enorme complejidad, que han de ser entendidos en términos de interacciones moleculares, de complejas relaciones ecosistémicas, de integración entre el mundo orgánico y el inorgánico, es decir, mediante modelos como los de los sistemas complejos. La Naturaleza no se puede entender con términos empresariales (coste-beneficio, competencia, explotación de recursos…) ni con explicaciones simplistas, como la “selección” que vale para explicar “todo”. Los fenómenos complejos requieren explicaciones complejas. Pero estas parecen resultar incomprensibles para los creyentes en la selección natural, e innecesarias, porque ésta “explica todo”. Para qué investigar más…
-Cree usted que haya algo “rescatable” de la obra de Darwin? ¿Es decir, algo que merezca ser científicamente reconocido en su obra?
Si. Un aprendizaje para la historia. Un aprendizaje sobre las nefastas consecuencias de la aplicación de unos hipócritas prejuicios culturales y sociales de unas clases dominantes a la naturaleza. Ya hemos hablado de las consecuencias científicas tan negativas. Del obstáculo al progreso del conocimiento. Pero creo que las más nefastas han sido, de largo, las sociales y las ambientales (y lo peor está por llegar). No creo descubrir nada nuevo si hablo del sufrimiento de muchas pobres personas, de la enorme cantidad de brutalidades que se han cometido en nombre de la eugenesia, de la selección de “genes buenos” y la eliminación de los “malos” apoyada por científicos darwinistas. En Norteamérica, en Alemania (si lee Mein Kampf, verá en quién se apoyaba “científicamente”), en los países nórdicos… Lo que se hizo, con base en el “estado evolutivo inferior”, según las ideas que Darwin exponía en “El origen del Hombre”, en los países “colonizados”, (según ellos), especialmente en África y Australia. Lo que todavía se hace, por algunas compañías de seguros de los países “avanzados” de buscar los “genes malos” en los posibles asegurados, o en asignar un componente genético al comportamiento de personas marginadas o de grupos étnicos despreciados…
Pero otras consecuencias sociales que también debemos tener en cuenta son las aplicaciones de estas ideas reduccionistas, mecanicistas y competitivas a otras disciplinas como la sicología, la siquiatría, la neurobiología, la medicina… (El aspecto de la “lucha contra los patógenos” ya ha dado sus frutos con el avance de la resistencia de las bacterias a los antibióticos, que puede dejar a la Humanidad inerme ante las infecciones. Ahora estamos en ”la lucha contra los virus”…) Y, en el futuro, en las peligrosas consecuencias de los cultivos trangénicos y de las manipulaciones de plásmidos, bacterias y virus de la Biotecnología.
Pero, sobre todo, la justificación “científica” de un sistema económico, de una forma de ver la realidad, lo que no es extraño dado que las ideas de Darwin estaban basadas, como él mismo decía, en ese modelo, que ha tenido unas consecuencias terribles para la inmensa mayor parte de la Humanidad y para el medio ambiente.
Y esto no son especulaciones. Cito textualmente las palabras de un darvinista convencido, Michael Rose en su libro “Darwin’s ghost”: El darwinismo probablemente contribuyó al ascenso del racismo a finales del siglo XIX y, por tanto, ayudó a fomentar en general el racismo del siglo XX. El darwinismo fue usado también para exacerbar el desprecio por los pobres en el siglo XIX. Considerado todo ello, el darwinismo ha tenido muchos efectos lamentables y, a veces, actualmente viciosos en el clima social del mundo moderno. Es comprensible que tantos odien a Darwin y el darwinismo. A diferencia de tantas doctrinas, religiosas e ideológicas, no es, ciertamente, un opio intelectual. /…/ En lo que concierne a los beneficios prácticos del darwinismo el caso es casi el opuesto. El pensamiento darwinista es esencial en el cruce del ganado, agronomía y similares. La agricultura moderna depende del darwinismo como una de sus más importantes piedras fundadoras. Estamos sólo empezando a ver el uso de metodologías darwinistas en medicina, ingeniería genética y campos asociados. Pero es seguro que más de sus aplicaciones llegarán. A lo que Rose se refiere es a la agricultura y la ganadería industrializadas y, ahora, a los cultivos transgénicos, que han sido una catástrofe para millones de pequeños agricultores y ganaderos y para el medio ambiente y la biodiversidad y han dejado la alimentación mundial en manos de unas pocas multinacionales. ¿Sabía usted que por causa de estos “progresos” se han extinguido, según la FAO, el 75% de los cultivos tradicionales y no se sabe cuantas razas de ganado autóctonas y bien adaptados a su clima? ¿Y que la alimentación mundial depende en un 70% de una docena de cultivos? Lo que supongo que sabrá es que los cultivos de semillas “altamente seleccionadas” y muy homogéneas son muy sensibles a cambios de temperatura, por lo que un cambio climático puede tener consecuencias catastróficas. Pero también es del dominio público que los grandes magnates mundiales y las grandes empresas de biotecnología están construyendo en Svalbard, en el ártico, un refugio acorazado, “la cámara de semillas del fin del Mundo”, para “preservar la biodiversidad”…
-Algún comentario o reflexión final sobre el Año de Darwin.
Sólo quisiera pedir a los que tengan la paciencia de leer esto que reflexionen sobre lo que realmente ha significado el darwinismo que, insisto, no es una creación de Darwin, para la Biología y para la Humanidad. Una concepción distorsionada de la Naturaleza y de las relaciones de los hombres entre sí. ¿Cómo se puede interpretar la enorme complejidad de las relaciones ecológicas, en la que todos los elementos bióticos y abióticos están interrelacionados y en la que todos son absolutamente imprescindibles, en términos empresariales regidos por la competencia? ¿Cómo se puede extrapolar la competencia a los más recónditos niveles de la vida? Compiten las células, las moléculas, el ADN es “egoísta” y lo que no se entiende es “basura”… Esta forma de ver la Naturaleza lleva a los especialistas mas brillantes y prestigiosos a interpretar todos los fenómenos biológicos al revés de la realidad, en función de o que les han enseñado. Intentaré explicarlo simplemente, aunque no sé si seré capaz: Los conocimientos actuales están mostrando que las relaciones entre los organismos entre sí y con el entorno están regidas, no por la competencia, sino por el equilibrio en forma de redes complejas de interacciones que comunican los organismos entre sí y con el ambiente. Que la información genética, también fruto de una compleja red de interacciones moleculares, también tiene una gran capacidad de respuesta al ambiente (un concepto odiado por los “deterministas”), mediante distintos procesos genéticos y epigenéticos. Que vivimos literalmente inmersos en una inconcebible cantidad de bacterias y virus que tienen unas funciones esenciales para la vida en el Planeta y en el interior y el exterior de los organismos, y que su aspecto patológico (extremadamente minoritario), es el resultado de algún tipo de desestabilización de sus funciones, de algún desequilibrio de sus relaciones naturales.
Si tenemos en cuenta estos datos reales, te produce una sensación angustiosa cuando lees que se están invirtiendo cifras fabulosas para “secuenciar los cánceres” o cuando ves los descubrimientos de los, cada vez más numerosos, “genes del cáncer”. El cáncer no está en los genes (en unos “genes malos”). Es producto de agresiones ambientales, porque vivimos sometidos a infinidad de sustancias químicas sintéticas, a radiaciones electromagnéticas, a estrés inmunodepresor… los genes del cáncer son alteraciones genéticas y epigenéticas (y por eso pueden ser hereditarios) producidas por estas agresiones. Y los “virus cancerígenos” son virus endógenos activados por estas agresiones y emitidos por los tumores. Y los virus no “mutan para evadir las defensas del hospedador”, porque los virus en estado libre son absolutamente inertes. Y los virus endógenos no son “parásitos” ni “explotados por el hospedador”, y no “secuestran la maquinaria celular”, sino que es la célula la que utiliza los componentes de los virus. Y el virus (híbrido) del SIDA no se originó “porque los africanos comen monos”, sino por la elaboración de una vacuna contra la polio (con intereses económicos implicados) usando riñones de chimpancé y macaco como cultivo. Y los mamíferos tenemos un virus endógeno, conocido como W, cuyas secuencias genéticas y cuyas proteínas de la cápsida son las responsables de la formación de la placenta, de la fusión del sincitio-trofoblasto y de la inmunodepresión materna durante el embarazo. Y eso es lo que produce la infección por este virus híbrido; la inmunodepresión. Por eso, cuando lees en una artículo reciente en una revista muy importante que “se ha descubierto por qué el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) causante del sida progresa con más rapidez en las mujeres que en los hombres con niveles similares del virus en la sangre, y es porque la molécula receptora que está en "la primera línea" del reconocimiento del virus por parte del sistema inmunológico del organismo responde de manera diferente en la mujer”, resulta angustioso que no comprendan porqué se produce esto y que la única idea que surja es la de que este descubrimiento “abrirá una línea investigadora en la elaboración de fármacos que permitirán modificar la respuesta inmunológica temprana al virus”.
Podríamos llenar un tomo de buen grosor con interpretaciones de este tipo. Lo que todas tienen en común es que estos “descubrimientos” están enfocados en intentar interrumpir estos procesos, en lugar de comprenderlos y prevenirlos y servirán para fabricar (y vender) fármacos.
Y este es el motivo por el que no va a cambiar nada en las interpretaciones “patológicas” de la Naturaleza. Es más rentable vender medicinas (fundamentalmente para “tratar los síntomas”) que evitar las enfermedades. Y dentro de este negocio, las vacunas son el mejor negocio. La inmunidad natural es un fenómeno mediante el que el organismo mantiene el equilibrio con los innumerables microorganismos del entorno. En unas condiciones razonables (no exageradas) de higiene y condiciones adecuadas de nutrición y salud, se produce sin ningún problema. Pero la introducción en el torrente circulatorio de variadas dosis de antígenos o microorganismos “atenuados” puede producir una debilitación del sistema inmune, haciendo a la población más susceptible a enfermedades y produciendo problemas alérgicos. Incluso, los aditivos de algunas vacunas derivados del mercurio o del aluminio, que son neurotóxicos, se han asociado por expertos “silenciados” a problemas neurológicos y al aumento de la incidencia de autismo. El caso de la innecesaria y peligrosa vacuna contra el papilomavirus es muy explícito. Se descubrió que dos de los miembros del tribunal que concedió el Nóbel (la mejor publicidad) a Zur Hausen estaban relacionados con la industria farmacéutica. Semejante escándalo, que se publicó en la prensa, habría sido suficiente para retirarle el Nóbel y suspender las vacunaciones, ¿ha oído algo de ello?
Los magnates que están detrás de la industria farmacéutica, de la biotecnológica, de los transgénicos… y de la información, tienen mucho dinero y, por tanto, mucho poder. No quiero profundizar aquí en este tema porque podría ser acusado de “conspiranoico”, un término acuñado por los “creadores de opinión” (estos mismos magnates han creado centros para “crear opinión” mediante la difusión de tópicos), para los que denuncian estas maquinaciones. Prefiero que el (hipotético) lector investigue por su cuenta. Pero sí quiero decir que mi búsqueda de información sobre estos temas me ha llevado a comprobar que el Mundo está en manos de verdaderos paranoicos (por cierto, fervientes darwinistas), que han adquirido tanto poder que se sienten autorizados para decidir el destino de la Humanidad, y quienes o cuantos les sobran. No es una “teoría conspirativa”. Lo han comentado públicamente y se les puede ver en los medios de comunicación durante reuniones en las que comparten sus preocupaciones “filantrópicas” por el aumento de la población mundial. He leído informaciones terribles sobre vacunaciones esterilizadoras a indígenas americanas o en la India y Filipinas. Por eso, cuando leo que se han hecho estudios genéticos en poblaciones africanas “para conocer su evolución” o en indígenas mexicanas “para poder aplicarles la medicina personalizada” me produce una gran preocupación. Como la que me produce pensar qué pasará cuando el extraño virus recombinante “H1N1” se extienda por África.
No. Creo que no hay solución. Hay un gran poder de manipulación y control mental. Produce una sensación asfixiante comprobar la enorme mentira bajo la que viven “las sociedades avanzadas”. No hay más que ver cual ha sido el resultado y la reacción a la crisis financiera y a su vergonzosa “solución”. Por muchos intentos que se hagan desde publicaciones o medios “alternativos”, la gran masa de la población seguirá viviendo en esa mentira. En esa alienación.