viernes, 11 de abril de 2008

Edgar Morín y Los siete saberes necesarios para la educación del futuro

Recomiendo a todos los lectores, especialmente a padres y educadores, y en general a cualquier persona interesada en la educación propia y del prójimo, la lectura atenta de este documento del filósofo Edgar Morín, titulado "Los siete saberes para la educación del futuro", el cuál cuenta con el aval de la UNESCO. (Un debate sobre este documento, donde Morín resume sus "siete saberes", puede leerse aquí)

Este documento, según el propio Morín, "pretende única y esencialmente exponer problemas centrales o fundamentales que permanecen por completo ignorados u olvidados y que son necesarios para enseñar en el próximo siglo"

Como ejemplo de la sencillez de este documento, cito algunos comentarios y reflexiones de Morín sobre ciertos temas:

En una interesante reflexión sobre el conocimiento, Morín señala: "Todo conocimiento conlleva el riesgo del error y de la ilusión. La educación del futuro debe afrontar el problema desde estos dos aspectos: error e ilusión. El mayor error sería subestimar el problema del error; la mayor ilusión sería subestimar el problema de la ilusión. El reconocimiento del error y de la ilusión es tan difícil que el error y la ilusión no se reconocen en absoluto."

La reflexión de Morín pone de relieve la necesidad de la autocrítica constante y de la evaluación crítica de los propios conocimientos y creencias, con la finalidad de evitar la confianza absoluta en lo que se cree conocer.

Sobre el autoengaño intelectual, Morín señala: "También existe en cada mente una posibilidad de mentira a sí mismo (selfdeception) que es fuente permanente de error y de ilusión. El egocentrismo, la necesidad de autojustificación, la tendencia a proyectar sobre el otro la causa del mal hacen que cada uno se mienta a sí mismo sin detectar esa mentira de la cual, no obstante, es el autor."

El egocentrismo, el pensamiento centrado solo en uno mismo, en la propia importancia, en las propias cosmovisiones, la convicción de que se manipula con exclusividad la verdad de las cosas, la creencia de que la opinión contraria a la nuestra es siempre la errada, puede producir el efecto de que no percibamos, en nosotros mismos, nuestras carencias, falsedades, prejuicios y autoengaños. Terminamos siendo verdugos de nosotros mismos.

Sobre la racionalidad, Morín señala un interesante comentario: "La verdadera racionalidad conoce los límites de la lógica, del determinismo, del mecanismo; sabe que la mente humana no podría ser omnisciente, que la realidad comporta misterio; ella negocia con lo irracionalizado, lo oscuro, lo irracionalizable; no sólo es crítica sino autocrítica. Se reconoce la verdadera racionalidad por la capacidad de reconocer sus insuficiencias."

Es manifiesto que no todos los que apelan a discursivamente a la racionalidad, o se consideran así mismos "racionales", hacen uso correcto de la razón. No basta insistir machaconamente en lo "racional" para ser verdaderamente una persona que emplea eficientemente la razón. No todos logran predicar con el ejemplo.

Todas las citas anteriores de Morín han sido extraídas selectivamente por mí, para fines de ilustrar la sencillez de su texto; sin embargo, los lectores deben tomar en cuenta el hecho de que Morín desarrolla cada uno de esos aspectos (y muchos otros) con cierto detalle y en un contexto determinado, por lo que es imprescindible que se lea el documento íntegro, para valorar el sentido integral del pensamiento y recomendaciones de Morín sobre cada punto. Dicho de otra manera, la idea que Morín tiene de los puntos antes citados no se agota en las citas que sobre ellos hemos seleccionado.

Como señalé e ilustré, el documento está escrito en lenguaje sencillo, accesible al entendimiento de la mayoría de personas: jóvenes, adultos, profesionales, estudiantes, etc.

Especialmente, los educadores pueden darle un uso importante, al compartir ese texto con sus estudiantes, para ser analizado y discutido en clase.

Otro aspecto positivo de dicho documento es que estimula la reflexión y el análisis, y amplía el propio punto de vista en vez de restringirlo a las anteojeras de nuestros propios prejuicios personales, ideológicos o profesionales.

En fin, creo que se trata de un texto extremadamente útil y sencillo para fines educativos. Vale la pena utilizarlo.