La filósofa francesa Barbara Cassin ha escrito un libro que yo he esperado por bastante tiempo, y que se titula "Googléame: La segunda misión de los Estados Unidos", donde analiza económica, política y socialmente el fenómeno cultural de Google como el principal buscador de internet.
En otro momento hemos comentado cómo internet (según algunos científicos sociales) provocará un cambio en las relaciones sociales de los seres humanos, en la medida en que seamos más dependientes de la conexión a la web para realizar nuestras actividades diarias, tanto laborales como personales.
Pero ese hecho, aparentemente inevitable, trae consigo una serie de riesgos y problemas, que no pueden ni deben escapar al análisis riguroso por intelectuales y pensadores. Uno de estos problemas es que, si bien existen muchos métodos para buscar información en Google, tal información siempre se presenta en una forma jerarquizada; lo cuál hace que el posicionamiento de las páginas que aparezcan primero (es decir, en los primeros lugares) tengan ventaja en relación con las páginas que aparezcan en posiciones secundarias o remotas. Este hecho es usado por los expertos que asesoran a las empresas en el diseño de sus páginas webs, para incrementar la productividad.
Esto es bien conocido, pero sus efectos no: El hecho de que una información aparezca en lugares privilegiados en el buscador, no significa que esa posición sea más correcta o adecuada, o que refleje la mejor información posible sobre el tema buscado. Es decir, no hay una relación directa calidad-alto posicionamiento en el buscador, que permita confiar en la veracidad o calidad de la información que estamos buscando.
Cassin analiza la falsa pretensión (asumida como "verdad" y en forma acrítica por muchas personas fanáticas de internet) de que el internet, y en particular Google, es el máximo paradigma de democracia cultural, ya que en él tienen espacio todas las informaciones de todos los temas posibles. O que en Google se "encuentra todo".
Esto último puede parecer cierto a los jóvenes internautas, o a personas sin un conocimiento claro de la web o inexpertas con el internet; pero alguien con alguna experiencia en el mundo virtual puede reconocer rápidamente que la información que se encuentra en Google es en muchos casos de dudosa credibilidad; y esto sin contar la "desinformación" que se ofrecen en algunas páginas, y con la que se busca confundir a las personas (no siendo fácil, para un lector inexperto, discernir qué lado está diciendo la verdad, dónde está la mentira, o qué intereses están en juego). Esto último se ve mucho en casos donde hay muchos intereses (económicos, ideológicos, etc.) implicados, y cada parte trata de defender su propia idea (o intereses), desacreditando la de los demás.
Me gustó mucho las ideas y reflexiones de Cassin sobre la forma en que Google y el "mundo del click" pueden cambiar nuestras forma de pensar. Por ejemplo, al generalizarse el inglés, y al familiarizarnos eventualmente todos con él, ¿provocará eso un cambio en la forma en que pensamos, dado los conceptos contenidos en ese idioma? ¿El lenguaje propio de la web, al generalizarse como un lenguaje que debe necesariamente conocerse, provocará cambios o modificaciones en la forma en que organizamos nuestros pensamientos, y por lo tanto, nuestra vida?
También Cassin se pregunta si Google (o mejor dicho, los responsables de Google) tiene algún interés en el hecho de facilitar (y sistematizar en una jerarquía, mediante el buscador) toda la información global de la humanidad. ¿Responde eso a un mero altruísmo? ¿O hay otras intenciones o intereses involucrados? No se trata de buscar conspiraciones, sino de analizar todos los matices y aristas de la cuestión.
En este marco, es también relevante mencionar cómo los escritores y autores profesionales se pueden ver perjudicados, ya que su obra (en caso de estar disponible para todo el mundo) pierde valor económico, lo que produce objetivamente el efecto de desincentivar la publicación de la labor artística o creativa de muchos de ellos (este tema es controversial, porque hay quienes piensan que el conocimiento es de todos, no de particulares; pero aunque este último punto es aceptable, es un hecho que muchas personas se dedican profesionalmente a labores artísticas, musicales y creativas, lo que quiere decir que se ganan la vida con ello. Por esto, si el valor de su trabajo disminuye, ellos se verán económicamente perjudicados, y probablemente destinen sus esfuerzos a otras actividades con las que sí puedan sobrevivir)
Estas cuestiones deben ser planteadas y analizadas, para reconocer sus riesgos y potenciales peligros, facilitando así la formulación y el diseño de estrategias preventivas y soluciones eficientes.
Los interesados en los temas digitales, la web, google y materias afines, disfrutarán y aprenderán mucho de este libro.
En otro momento hemos comentado cómo internet (según algunos científicos sociales) provocará un cambio en las relaciones sociales de los seres humanos, en la medida en que seamos más dependientes de la conexión a la web para realizar nuestras actividades diarias, tanto laborales como personales.
Pero ese hecho, aparentemente inevitable, trae consigo una serie de riesgos y problemas, que no pueden ni deben escapar al análisis riguroso por intelectuales y pensadores. Uno de estos problemas es que, si bien existen muchos métodos para buscar información en Google, tal información siempre se presenta en una forma jerarquizada; lo cuál hace que el posicionamiento de las páginas que aparezcan primero (es decir, en los primeros lugares) tengan ventaja en relación con las páginas que aparezcan en posiciones secundarias o remotas. Este hecho es usado por los expertos que asesoran a las empresas en el diseño de sus páginas webs, para incrementar la productividad.
Esto es bien conocido, pero sus efectos no: El hecho de que una información aparezca en lugares privilegiados en el buscador, no significa que esa posición sea más correcta o adecuada, o que refleje la mejor información posible sobre el tema buscado. Es decir, no hay una relación directa calidad-alto posicionamiento en el buscador, que permita confiar en la veracidad o calidad de la información que estamos buscando.
Cassin analiza la falsa pretensión (asumida como "verdad" y en forma acrítica por muchas personas fanáticas de internet) de que el internet, y en particular Google, es el máximo paradigma de democracia cultural, ya que en él tienen espacio todas las informaciones de todos los temas posibles. O que en Google se "encuentra todo".
Esto último puede parecer cierto a los jóvenes internautas, o a personas sin un conocimiento claro de la web o inexpertas con el internet; pero alguien con alguna experiencia en el mundo virtual puede reconocer rápidamente que la información que se encuentra en Google es en muchos casos de dudosa credibilidad; y esto sin contar la "desinformación" que se ofrecen en algunas páginas, y con la que se busca confundir a las personas (no siendo fácil, para un lector inexperto, discernir qué lado está diciendo la verdad, dónde está la mentira, o qué intereses están en juego). Esto último se ve mucho en casos donde hay muchos intereses (económicos, ideológicos, etc.) implicados, y cada parte trata de defender su propia idea (o intereses), desacreditando la de los demás.
Me gustó mucho las ideas y reflexiones de Cassin sobre la forma en que Google y el "mundo del click" pueden cambiar nuestras forma de pensar. Por ejemplo, al generalizarse el inglés, y al familiarizarnos eventualmente todos con él, ¿provocará eso un cambio en la forma en que pensamos, dado los conceptos contenidos en ese idioma? ¿El lenguaje propio de la web, al generalizarse como un lenguaje que debe necesariamente conocerse, provocará cambios o modificaciones en la forma en que organizamos nuestros pensamientos, y por lo tanto, nuestra vida?
También Cassin se pregunta si Google (o mejor dicho, los responsables de Google) tiene algún interés en el hecho de facilitar (y sistematizar en una jerarquía, mediante el buscador) toda la información global de la humanidad. ¿Responde eso a un mero altruísmo? ¿O hay otras intenciones o intereses involucrados? No se trata de buscar conspiraciones, sino de analizar todos los matices y aristas de la cuestión.
En este marco, es también relevante mencionar cómo los escritores y autores profesionales se pueden ver perjudicados, ya que su obra (en caso de estar disponible para todo el mundo) pierde valor económico, lo que produce objetivamente el efecto de desincentivar la publicación de la labor artística o creativa de muchos de ellos (este tema es controversial, porque hay quienes piensan que el conocimiento es de todos, no de particulares; pero aunque este último punto es aceptable, es un hecho que muchas personas se dedican profesionalmente a labores artísticas, musicales y creativas, lo que quiere decir que se ganan la vida con ello. Por esto, si el valor de su trabajo disminuye, ellos se verán económicamente perjudicados, y probablemente destinen sus esfuerzos a otras actividades con las que sí puedan sobrevivir)
Estas cuestiones deben ser planteadas y analizadas, para reconocer sus riesgos y potenciales peligros, facilitando así la formulación y el diseño de estrategias preventivas y soluciones eficientes.
Los interesados en los temas digitales, la web, google y materias afines, disfrutarán y aprenderán mucho de este libro.