miércoles, 29 de octubre de 2008

Paul Johnson y su libro Intelectuales: bajando del pedestal a varios guías intelectuales de la humanidad



El conocido y controversial historiador Paul Johnson ha escrito un libro demoledor, titulado "Intelectuales", en donde examina críticamente a muchos llamados intelectuales, no tanto en su aporte teórico, sino en su biografía personal, mostrando como muchos de ellos contradecían en sus actos lo que predicaban en sus escritos.

Entre los intelectuales sometidos a este demoledor exámen biográfico, se encuentran Carlos Marx, Bertrand Russell, Jean-Paul Sarte, Jean-Jaques Rousseau y otros más.

La lectura de este libro será una experiencia dolorosa para quienes admiren a los anteriores intelectuales; y será bastante divertida para quienes discrepen de ellos. Para el lector neutral, la lectura de este libro enseñará:

-Que muchos intelectuales no siguen en su vida privada sus propios consejos (¿Por qué será?)

-Que la biografía personal de cada uno de ellos influye enormemente (por no decir "determina") el tipo de filosofía o ideología que defendían (lo que confirma las reflexiones del filósofo Jeff Meyerhoff sobre la relación entre la biografía y la filosofía).

-Que la exploración de la biografía personal de cada autor permite comprenderlo mejor.

Un error común que puede cometerse al leer este libro es pensar que Johnson intenta desacreditar las teorías o filosofías de cada uno de estos pensadores mediante una descalificación personal (esta probablemente sea la opinión que saquen los seguidores de todos estos pensadores). Nada más lejos de la verdad.

Johnson no pretende que las teorías o ideas de estos pensadores sean necesariamente falsas por el hecho de que ellos hayan tenido en su vida acciones (bastantes) reprochables; su objetivo es completamente diferente: analizar la vida de cada uno de estos personajes, y cómo ello pudo influir en su obra (pero esto no implica una valoración de la obra en sí, aun cuando uno puede pensar que Johnson tiene una impresión negativa de la obra de estos pensadores)

Ciertamente, por momentos, la línea divisoria entre el análisis personal del autor y su obra parece algo imprecisa o difusa (lo que podría justificar en parte la acusación de que Johnson busca descalificar a estos personajes); pero es función de cada lector riguroso el trazar en cada caso las distinciones a que haya lugar, separando los hechos documentados (que Johnson cita con referencias precisas) de las opinines, juicios de valor o interpretaciones.

Las ideas y teorías deben ser siempre separadas de las personas que las profesen; porque las primeras pueden ser objeto de evaluación independiente. Pero cuando lo que se discuten no son las ideas, sino las personas (ej: como ocurre cuando en un Juzgado se examina si alguien es culpable o inocente; o cuando un psiquiatra evalúa si una persona está demente o sana), entonces es pertinente toda referencia que tenga que ver con la vida del sujeto analizado.

Este es un libro controversial, y su lectura no dejará indiferente a ninguna persona. En cualquier caso, vale la pena leerlo.