Este es un portentoso tratado de economía. Escrito por el filósofo y economista liberal Ludwig von Mises, el libro desarrolla las implicaciones lógicas de un axioma central: la idea que el hombre actúa.
Por acción humana, Mises entiende una conducta deliberada, que procura pasar de un estado menos satisfactorio a otro más satisfactorio; es conducta que tiende a superar una incomodidad;, un malestar; toda acción humana, en ese sentido, es en esencia racional.
De esta idea central, se derivan una serie de consecuencias e implicaciones que son aplicables a la economía, como una ciencia social; o más propiamente, como una ciencia de la acción humana. La tesis de Mises es que la economía no es una ciencia empírica, sino una disciplina que solo puede ser estudiada correctamente por una ciencia formal conocida como praxeología (o ciencia de la acción humana).
Esta tesis es bastante controversial, porque desafía muchas de las ideas que existen en la metodología de la economía y de las ciencias sociales en general, y en la filosofía de la ciencia. Pero Mises afronta y rebate con éxito algunas de las críticas más frecuentes que se formulan contra su propuesta.
El libro puede ser de difícil lectura, especialmente por la cantidad de páginas que tiene, y la variedad de temas que trata. Sin embargo, el esfuerzo por leerlo y releerlo paso a paso dará sus frutos.
Debo decir también que este libro es prácticamente considerado como una "biblia" para muchos neo-liberales actuales. Sin duda, el libro ofrece una sólida preparación teórica para la defensa del libre mercado, y para participar en discusiones fructíferas en asuntos de economía.
Pero, personalmente, no comparto este excesivo entusiasmo de algunos neo-liberales. No me considero a mí misma como "neo-liberal", ni tampoco como "socialista", por lo que mi posición es actualmente algo indefinida (aunque no por ello caprichosa o arbitraria). Simplemente no estoy convencida que un libre mercado sin restricciones sea lo mejor para la sociedad; pero tampoco creo en el dogma socialista (estatista) que pretende que el Estado resuelva todos los problemas y planifique la economía en una forma cuasi-autoritaria.
Tiendo a ser enemiga de los dogmas y extremismos ideológicos, porque ellos casi siempre ofrecen ilusiones de infalibilidad, y respuestas sencillas y excluyentes a problemas complejos. Como muchos de estos dogmas no pueden ser rebatidos con evidencia o lógica, se tiende a pensar que hemos llegado a la "verdad". Y de ahí al fanatismo sectario hay solo un paso. Y es por ello que un "debate" con algunos de los más fanatizados representantes de ambos bandos casi siempre lo que nos dejará será una desagradable sensación de indignación y frustración. Por supuesto, no todos son así; y hay muchos de representantes de ambos grupo que son razonables y abiertos al diálogo.
A pesar de todas estas reservas, recomiendo la lectura crítica y con mente abierta del libro de Mises, ya que independientemente de que compartamos o no todos o algunos de sus puntos, él es sin duda un gran pensador, con ideas profundas y originales, del cuál todos podremos aprender mucho si tenemos la correcta disposición intelectual para ello.
Por acción humana, Mises entiende una conducta deliberada, que procura pasar de un estado menos satisfactorio a otro más satisfactorio; es conducta que tiende a superar una incomodidad;, un malestar; toda acción humana, en ese sentido, es en esencia racional.
De esta idea central, se derivan una serie de consecuencias e implicaciones que son aplicables a la economía, como una ciencia social; o más propiamente, como una ciencia de la acción humana. La tesis de Mises es que la economía no es una ciencia empírica, sino una disciplina que solo puede ser estudiada correctamente por una ciencia formal conocida como praxeología (o ciencia de la acción humana).
Esta tesis es bastante controversial, porque desafía muchas de las ideas que existen en la metodología de la economía y de las ciencias sociales en general, y en la filosofía de la ciencia. Pero Mises afronta y rebate con éxito algunas de las críticas más frecuentes que se formulan contra su propuesta.
El libro puede ser de difícil lectura, especialmente por la cantidad de páginas que tiene, y la variedad de temas que trata. Sin embargo, el esfuerzo por leerlo y releerlo paso a paso dará sus frutos.
Debo decir también que este libro es prácticamente considerado como una "biblia" para muchos neo-liberales actuales. Sin duda, el libro ofrece una sólida preparación teórica para la defensa del libre mercado, y para participar en discusiones fructíferas en asuntos de economía.
Pero, personalmente, no comparto este excesivo entusiasmo de algunos neo-liberales. No me considero a mí misma como "neo-liberal", ni tampoco como "socialista", por lo que mi posición es actualmente algo indefinida (aunque no por ello caprichosa o arbitraria). Simplemente no estoy convencida que un libre mercado sin restricciones sea lo mejor para la sociedad; pero tampoco creo en el dogma socialista (estatista) que pretende que el Estado resuelva todos los problemas y planifique la economía en una forma cuasi-autoritaria.
Tiendo a ser enemiga de los dogmas y extremismos ideológicos, porque ellos casi siempre ofrecen ilusiones de infalibilidad, y respuestas sencillas y excluyentes a problemas complejos. Como muchos de estos dogmas no pueden ser rebatidos con evidencia o lógica, se tiende a pensar que hemos llegado a la "verdad". Y de ahí al fanatismo sectario hay solo un paso. Y es por ello que un "debate" con algunos de los más fanatizados representantes de ambos bandos casi siempre lo que nos dejará será una desagradable sensación de indignación y frustración. Por supuesto, no todos son así; y hay muchos de representantes de ambos grupo que son razonables y abiertos al diálogo.
A pesar de todas estas reservas, recomiendo la lectura crítica y con mente abierta del libro de Mises, ya que independientemente de que compartamos o no todos o algunos de sus puntos, él es sin duda un gran pensador, con ideas profundas y originales, del cuál todos podremos aprender mucho si tenemos la correcta disposición intelectual para ello.