lunes, 25 de agosto de 2008

Pseudo-escepticismo por dinero: el lado comercial del pseudo-escepticismo profesional



Los pseudo-escépticos frecuentemente acusan a cualquiera que investigue y difunda lo paranormal, lo parapsicológico, o alguna teoría alternativa, como alguien sin escrúpulos, como un "vendedor de misterios" cuya principal motivación es el lucro, y quien al mismo tiempo busca estafar a los demás valiéndose de su credulidad e ignorancia. Algunas veces llegan incluso a culpar a los estos investigadores por "enriquecerse con lo paranormal".

Lo curioso de esto, es que algunos pseudo-escépticos se lucran con su propaganda anti-paranormal (como se muestra en el anterior video), con lo cuál también se están enriquenciendo con estos temas; lo que evidencia claramente su hipocresía, deshonestidad e irracionalidad. Esto tipo de contradicciones y evidentes irracionalidades se puede ver en algunos de ellos con frecuencia; por ejemplo, cuando hacen apología de la "razón" y "la lógica", al mismo tiempo que son judicialmente condenados por usar el insulto como argumento. O cuando acusan a los "magufos" de usar fuentes sesgadas o parcializadas, a la vez que ellos citan como autoridad y referencia a sujetos sin credibilidad alguna. Pero esta conducta irracional a veces se manifiesta en forma de simples mentiras, tergiversaciones y falsedades intencionales, como cuando afirman que los "magos son escépticos de lo paranormal", lo cual es una generalización absolutamemente falsa; o cuando dicen que "ningún escéptico ha obtenido un resultado positivo a favor de lo paranormal", lo cual también es mentira. (Tan mentira, que precisamente por obtenerse resultados positivos, fue por lo que CSICOP sufrió su primera fractura, ya que dichos resultados iban en contra de los objetivos de esa organización; lo cuál hizo que algunos de sus miembros originales, como Marcelo Truzzi, la abandonaran.)

La acusasión pseudo-escéptica parece presuponer que solo el "debunking" de lo paranormal es lícito y honesto (por lo que jamás veremos a un pseudo-escéptico acusando a Randi, o a Michael Shermer por enriquecerse con sus libros y conferencias contra lo paranormal) pero que si el enriquecimiento proviene de la investigación y divulgación no pseudo-escéptica sobre estos temas, entonces el sujeto es un estafador.

Solo una investigación o divulgación que refute o critique lo paranormal es admitida como válida por el pseudo-escéptico, y aceptada a pies juntillas de forma acrítica; aun cuando esas investigaciones sean efectuadas en forma patentemente incompetente y sesgada.

Dejando de lado lo sesgado, tendencioso y prejuciado de esta actitud, el hecho real es que cualquier persona (sea pseudo-escéptica o no) tiene derecho en enriquecerse con cualquier actividad lícita, esto es, legalmente permitida. Pero cínica e hipócritamente, el pseudo-escéptico aplica un manifiesto doble rasero ad hoc para juzgar la honestidad del investigador en una forma que siempre beneficie y justifique al pseudo-escéptico, y condene al que no lo es; aun en los casos donde el pseudo-escéptico ha sido desenmascarado como un farsante y mentiroso. Esto último muestra no solo que charlatanes y mentirosos también existen en la comunidad pseudo-escéptica; sino además que las presuntas capacidades críticas y supuestamente "racionales" de las que alardean algunos de estos individuos han sido destruídas y suprimidas por su prejuicio ideológico contra todo lo que desafíe la ciencia oficial.

El pseudo-escepticismo profesional no solo parece tener, al menos en sus orígenes, una base ideológica, casi siempre alguna versión del materialismo-ateo, sino que en muchos casos tiene una clara motivación comercial. En este sentido, pueden ser incluídos en el grupo de quienes se "enriquecen con lo paranormal" (con sus colegas "magufos")