Se cita frecuentemente la frase de Einstein según la cual "es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio". La verdad de esta frase no reside en la autoridad de Einstein, sino en lo fácil que es constatar su veracidad en el día a día.
Siguiendo la serie de posts (empezando con este, siguiendo con este y luego con este otro) en donde especulamos y reflexionamos sobre la psicología de las creencias, me gustaría abordar un poco, quizás de forma algo superficial, el tema del prejuicio. Y en especial, ofrecer algunas sugerencias para atenuar los prejuicios en nosotros mismos.
Existen muchas definiciones de prejuicio, pero para los fines de este post, lo definiremos como "una convicción o creencia, examinada o no, que causa o provoca una actitud intolerante, persistente y hostil hacia ciertos temas o cierto grupos de personas". En este sentido, hay prejuicios raciales, políticos, religiosos (o anti-religiosos) y de otros tipos.
Esta definición encierra varias ideas adicionales:
-El prejuicio puede ser examinado o no por la propia persona, pero casi siempre se mantiene sin examinarse. En muchos casos, cuando se examina, su influencia se reduce, y la persona puede liberarse de él.
-El prejuicio lleva consigo un fuerte contenido emocional. Para la persona que tiene un prejuicio, éste constituye algo importante, algo en donde siente su personalidad e identidad básica implicada. La persona puede inclusive definirse a sí misma en función de ese prejuicio.
Esto es lo que hace tan difícil no solo el examinar dicho prejuicio, sino superarlo o modificarlo. Es difícil examinarlo, porque eso implicaría viajar hacia nuestro interior, hacia nuestras emociones, debilidades y vulnerabilidades. Y a nadie le gusta sentirse débil o vulnerable.
También es difícil modificarlo o cambiarlo, porque eso implicaría que estamos equivocados en un asunto básico de nuestra vida y personalidad. Y a nadie le gusta estar equivocado, especialmente en un tema que ha sido tan importante en su vida.
-Como el prejuicio está vinculado a emociones fuertes e intensas, trae consigo algunos hechos adicionales:
a)Certeza de que el prejuicio, y las ideas derivadas de él, son correcto.
b)Certeza de que quienes piensen diferentes, están equivocados.
c)Como efecto directo de lo anterior, hay una tendencia hacia la intolerancia y la hostilidad hacia quienes piensan diferente. El efecto real de esto último depende de la posición social que ocupe la persona: si es individuo medio sin influencia social alguna, quizás su intolerancia se manifestará en sus escritos en internet, en el lenguaje que usa, y en la persistencia por intentar desacreditar las ideas y personas con las que no comulga.
Pero si el sujeto ocupa alguna posición de poder, puede usarlo para activamente suprimir, censurar y hasta perseguir a los disidentes. Esto se ha podido ver especialmente en los fundamentalistas religiosos, pero también ha podido apreciarse en no religiosos; ya que no es la religión o ausencia de ella, sino el fundamentalismo y el fanatismo habitualmente derivado del prejuicio, el que promueve dichas actitudes. (Algunos científicos reconocidos han tenido conductas y actitudes que podrían apuntar hacia algún tipo de fundamentalismo, como se ejemplifica en este artículo.)
d)Por último, y lo que es más grave aun, la persona prejuiciada puede ser muy hábil en justificar su intolerancia. Casi siempre usa razonamientos y consignas demagógicas ("no se debe permitir que se engañe al público"; "esas creencias son destructivas"; y otras del mismo estilo). Cuando se le confronta con engaños y daños producidos por personas que tienen la misma creencia del sujeto prejuiciado, éste lo justificará atribuyendo dichas actitudes a otros factores. Con este doble rasero podrán siempre justificar a los que piensen como él, al mismo que condena a los que discrepan.
e)El sujeto prejuiciado casi nunca se considera a sí mismo como una víctima del prejuicio. Por ello, muchos de ellos tienen la desfachatez de erigirse en juez y parte en las controversias relacionadas con su prejuicio. ¿Adivina quien ganará esa controversia?
A diferencia del prejuicio, podemos definir una idea preconcebida como "una idea sobre un tema o una persona que no se basa en un examen a fondo de los hechos y datos de la situación concreta; sino que deriva de experiencias pasadas que se extrapolan, como válidas, a situaciones similares pero desconocidas."
La idea preconcebida es la que usamos cuando formamos una opinión sobre algo, sin haber conocido o estudiado el tema en profundidad. Teóricamente, la idea que nos formamos de algo debería corresponderse con la profundidad con que conocemos el tema. De ello se deduce que:
- Si conocemos algo superficialmente, nuestra opinión debería ceñirse a los aspectos superficiales que conocemos; no extenderse más allá.
-Si los datos que poseemos son insuficientes para un veredicto definitivo, la opinión debería tener explícitamente un carácter temporal, no terminante y final. Dicho de otra forma, si no tenemos datos concluyentes sobre algo, no podemos ser concluyentes en nuestras opiniones.
-Si los datos que poseemos son definitivos y suficientes, podremos formular una opinión definitiva.
Ahora bien, ¿qué personas son prejuciadas? ¿Cuáles tienen ideas preconcebidas? ¿Es posible atenuar o superar nuestros prejuicios e ideas preconcebidas?
Creo que, si tomamos las definiciones anteriores sobre prejuicios e ideas preconcebidas, podemos afirmar, no terminantemente sino provisionalmente, que toda persona tiene ideas preconcebidas, pero no todas tienen prejuicios.
Pero ambos pueden responder a la misma estrategia reflexiva:
-Identificar un prejuicio puede requerir que reconozcamos que tenemos alguno. Sin este primer paso, cualquier intento de superarlo será probablemente ineficaz. Lo mismo vale para una idea preconcebida.
- Identifica qué aspecto emocional satisface nuestro prejuicios. Por ejemplo, si se tiene un prejuicio religioso, podemos intentar examinar cómo nuestra religión, o ausencia de ella, es muy importante para nuestra identidad y sentido de importancia personal. Si me defino como "cristiana", y eso me hace sentir bien porque esto en el bando de los que poseen la "verdad", puede ser útil examinar ese sentimiento y comprender que os que piensan diferente probablemente también se sientan bien con sus respectivas creencias.
-Identificar cómo el prejuicio, debido a las intensas emociones que frecuentemente se asocian con él, influye y hasta determina cómo interpretamos a los que piensan diferente. La persona que tiene una creencia positiva en X, tiende a interpretar mejor a lo que apoye o respalde a X; pero tiende a ser muy crítico, y a mal interpretar o tergiversar lo que niegue o contradiga a X.
Al usar un doble rasero para esta evaluación, la persona con el prejuicio es víctima de su propia mente, ya que el método que usa para formarse su opinión está diseñado para que su prejuicio siempre salga vencedor y esté inmunizado contra el cambio. De no tomar consciencia de esto, la persona nunca podrá superar su prejuicio, aunque se autoengañe pensando que es intelectualmente honesta, sensata y ecuánime.
Todo esto vale para las ideas preconcebidas; estas últimas son más fáciles de identificar y resolver, aun cuando hay personas cuyo dogmatismo convierte sus ideas preconcebidas en verdades de fe, y en ese caso, la diferencia con un prejuicio puede ser difícil de discernir.
Para finalizar, y como requisito indispensable para atenuar los prejuicios, la persona debe querer y tener la voluntad de mantener sus prejuicios a raya. Sin este deseo, cualquier intento será infructuoso a mediano y largo plazo.
Si usted tiene prejuicios e ideas preconcebidas, eso no lo convierte necesariamente en alguien "malo" o "inferior". Es simplemente un ser humano. Y como tal, puede cambiar si lo desea y se esfuerza en ello. Sus prejuicios y etiquetas no lo limitan, a menos que usted quiera o permita que ello sea así.
Como humanos podemos cambiar y evolucionar; pero ello depende en gran parte en una decisión consciente y en un propósito serio de cambio y transformación para mejor.
Siguiendo la serie de posts (empezando con este, siguiendo con este y luego con este otro) en donde especulamos y reflexionamos sobre la psicología de las creencias, me gustaría abordar un poco, quizás de forma algo superficial, el tema del prejuicio. Y en especial, ofrecer algunas sugerencias para atenuar los prejuicios en nosotros mismos.
Existen muchas definiciones de prejuicio, pero para los fines de este post, lo definiremos como "una convicción o creencia, examinada o no, que causa o provoca una actitud intolerante, persistente y hostil hacia ciertos temas o cierto grupos de personas". En este sentido, hay prejuicios raciales, políticos, religiosos (o anti-religiosos) y de otros tipos.
Esta definición encierra varias ideas adicionales:
-El prejuicio puede ser examinado o no por la propia persona, pero casi siempre se mantiene sin examinarse. En muchos casos, cuando se examina, su influencia se reduce, y la persona puede liberarse de él.
-El prejuicio lleva consigo un fuerte contenido emocional. Para la persona que tiene un prejuicio, éste constituye algo importante, algo en donde siente su personalidad e identidad básica implicada. La persona puede inclusive definirse a sí misma en función de ese prejuicio.
Esto es lo que hace tan difícil no solo el examinar dicho prejuicio, sino superarlo o modificarlo. Es difícil examinarlo, porque eso implicaría viajar hacia nuestro interior, hacia nuestras emociones, debilidades y vulnerabilidades. Y a nadie le gusta sentirse débil o vulnerable.
También es difícil modificarlo o cambiarlo, porque eso implicaría que estamos equivocados en un asunto básico de nuestra vida y personalidad. Y a nadie le gusta estar equivocado, especialmente en un tema que ha sido tan importante en su vida.
-Como el prejuicio está vinculado a emociones fuertes e intensas, trae consigo algunos hechos adicionales:
a)Certeza de que el prejuicio, y las ideas derivadas de él, son correcto.
b)Certeza de que quienes piensen diferentes, están equivocados.
c)Como efecto directo de lo anterior, hay una tendencia hacia la intolerancia y la hostilidad hacia quienes piensan diferente. El efecto real de esto último depende de la posición social que ocupe la persona: si es individuo medio sin influencia social alguna, quizás su intolerancia se manifestará en sus escritos en internet, en el lenguaje que usa, y en la persistencia por intentar desacreditar las ideas y personas con las que no comulga.
Pero si el sujeto ocupa alguna posición de poder, puede usarlo para activamente suprimir, censurar y hasta perseguir a los disidentes. Esto se ha podido ver especialmente en los fundamentalistas religiosos, pero también ha podido apreciarse en no religiosos; ya que no es la religión o ausencia de ella, sino el fundamentalismo y el fanatismo habitualmente derivado del prejuicio, el que promueve dichas actitudes. (Algunos científicos reconocidos han tenido conductas y actitudes que podrían apuntar hacia algún tipo de fundamentalismo, como se ejemplifica en este artículo.)
d)Por último, y lo que es más grave aun, la persona prejuiciada puede ser muy hábil en justificar su intolerancia. Casi siempre usa razonamientos y consignas demagógicas ("no se debe permitir que se engañe al público"; "esas creencias son destructivas"; y otras del mismo estilo). Cuando se le confronta con engaños y daños producidos por personas que tienen la misma creencia del sujeto prejuiciado, éste lo justificará atribuyendo dichas actitudes a otros factores. Con este doble rasero podrán siempre justificar a los que piensen como él, al mismo que condena a los que discrepan.
e)El sujeto prejuiciado casi nunca se considera a sí mismo como una víctima del prejuicio. Por ello, muchos de ellos tienen la desfachatez de erigirse en juez y parte en las controversias relacionadas con su prejuicio. ¿Adivina quien ganará esa controversia?
A diferencia del prejuicio, podemos definir una idea preconcebida como "una idea sobre un tema o una persona que no se basa en un examen a fondo de los hechos y datos de la situación concreta; sino que deriva de experiencias pasadas que se extrapolan, como válidas, a situaciones similares pero desconocidas."
La idea preconcebida es la que usamos cuando formamos una opinión sobre algo, sin haber conocido o estudiado el tema en profundidad. Teóricamente, la idea que nos formamos de algo debería corresponderse con la profundidad con que conocemos el tema. De ello se deduce que:
- Si conocemos algo superficialmente, nuestra opinión debería ceñirse a los aspectos superficiales que conocemos; no extenderse más allá.
-Si los datos que poseemos son insuficientes para un veredicto definitivo, la opinión debería tener explícitamente un carácter temporal, no terminante y final. Dicho de otra forma, si no tenemos datos concluyentes sobre algo, no podemos ser concluyentes en nuestras opiniones.
-Si los datos que poseemos son definitivos y suficientes, podremos formular una opinión definitiva.
Ahora bien, ¿qué personas son prejuciadas? ¿Cuáles tienen ideas preconcebidas? ¿Es posible atenuar o superar nuestros prejuicios e ideas preconcebidas?
Creo que, si tomamos las definiciones anteriores sobre prejuicios e ideas preconcebidas, podemos afirmar, no terminantemente sino provisionalmente, que toda persona tiene ideas preconcebidas, pero no todas tienen prejuicios.
Pero ambos pueden responder a la misma estrategia reflexiva:
-Identificar un prejuicio puede requerir que reconozcamos que tenemos alguno. Sin este primer paso, cualquier intento de superarlo será probablemente ineficaz. Lo mismo vale para una idea preconcebida.
- Identifica qué aspecto emocional satisface nuestro prejuicios. Por ejemplo, si se tiene un prejuicio religioso, podemos intentar examinar cómo nuestra religión, o ausencia de ella, es muy importante para nuestra identidad y sentido de importancia personal. Si me defino como "cristiana", y eso me hace sentir bien porque esto en el bando de los que poseen la "verdad", puede ser útil examinar ese sentimiento y comprender que os que piensan diferente probablemente también se sientan bien con sus respectivas creencias.
-Identificar cómo el prejuicio, debido a las intensas emociones que frecuentemente se asocian con él, influye y hasta determina cómo interpretamos a los que piensan diferente. La persona que tiene una creencia positiva en X, tiende a interpretar mejor a lo que apoye o respalde a X; pero tiende a ser muy crítico, y a mal interpretar o tergiversar lo que niegue o contradiga a X.
Al usar un doble rasero para esta evaluación, la persona con el prejuicio es víctima de su propia mente, ya que el método que usa para formarse su opinión está diseñado para que su prejuicio siempre salga vencedor y esté inmunizado contra el cambio. De no tomar consciencia de esto, la persona nunca podrá superar su prejuicio, aunque se autoengañe pensando que es intelectualmente honesta, sensata y ecuánime.
Todo esto vale para las ideas preconcebidas; estas últimas son más fáciles de identificar y resolver, aun cuando hay personas cuyo dogmatismo convierte sus ideas preconcebidas en verdades de fe, y en ese caso, la diferencia con un prejuicio puede ser difícil de discernir.
Para finalizar, y como requisito indispensable para atenuar los prejuicios, la persona debe querer y tener la voluntad de mantener sus prejuicios a raya. Sin este deseo, cualquier intento será infructuoso a mediano y largo plazo.
Si usted tiene prejuicios e ideas preconcebidas, eso no lo convierte necesariamente en alguien "malo" o "inferior". Es simplemente un ser humano. Y como tal, puede cambiar si lo desea y se esfuerza en ello. Sus prejuicios y etiquetas no lo limitan, a menos que usted quiera o permita que ello sea así.
Como humanos podemos cambiar y evolucionar; pero ello depende en gran parte en una decisión consciente y en un propósito serio de cambio y transformación para mejor.