viernes, 26 de diciembre de 2008

Antonio Brú y su teoría matemática para el tratamiento del cáncer desde la potenciación del sistema inmunológico

El físico Antonio Brú, profesor de la Universidad Complutense de Madrid, ha investigado con su equipo científico una nueva vía de tratar el cáncer, basada en una teoría matemática, potenciando ciertas células del sistema inmunológico mediante un medicamento.

Como es previsible, su teoría ha producido resistencia por parte del estamento médico oficial que, como es bien sabido, constituye un tremendo negocio, en el cuál la corrupción y los intereses económicos frecuentemente son más importantes que la búsqueda de la verdad (que debería ser el único objetivo de la ciencia).

Como un ejemplo reciente de esta corrupción médica, está el caso del reciente Premio Nobel de Medicina que le fue otorgado al científico alemán Harald zur Hausen.

Según informa el diario el país "El jurado que concedió el último Premio Nobel de Fisiología y Medicina al científico alemán Harald zur Hausen se encuentra bajo sospecha después de que haya trascendido que dos de las personas que participaron en las votaciones tenían relaciones comerciales con la empresa farmacéutica AstraZeneca"

Y sigue el artículo: "La división de anticorrupción de la policía sueca ha abierto un proceso de información previa para determinar si se ha producido un conflicto de intereses, después de saberse que Bertil Fredholm, presidente del comité de cinco miembros que evalúa a los candidatos, había trabajado como consultor para AstraZeneca en 2006 y que entre los 50 miembros del comité del Instituto Karolinska que decide con su voto el ganador del Nobel se encuentra también Bo Angelin, experto en metabolismo y miembro del comité de dirección de la compañía desde julio del año pasado. Se da además la circunstancia de que AstraZeneca patrocina desde hace un tiempo dos empresas de la Fundación Nobel, Nobel Media y Nobel Web"

La existencia de "conflictos de intereses" en medicina es algo bastante conocido, pero poco difundido. Por ejemplo, en este artículo publicado en la página de la Universidad Autónoma de Madrid y que se titula "Revistas médicas y conflicto de intereses con la industria farmacéutica", el autor escribe "Actualmente es una realidad que la mayoría de la investigación médica está promovida y patrocinada por la industria farmacéutica. Si este hecho puede comprometer la integridad de la ciencia [3], es necesario cuanto antes poner en marcha todos los mecanismos necesarios para evitar que se pierda la confianza de la sociedad en los médicos, en la investigación y en su posibilidad de desarrollo futuro [4]."

Al ser un tremendo negocio (que produce a sus beneficiarios millones de dólares y euros al año), es lógico que cualquier propuesta alternativa que implique la curación de la enfermedad será atacada y desprestigiada, ya que este negocio se nutre de la existencia de la enfermedad, no de su curación. Si no hay enfermos, el negocio se acaba.

Esto explica también cómo el uso de terapias ineficaces (pero muy lucrativas para el estamento médico) se siguen empleando a pesar de su comprobada inutilidad. Según un muy poco difundido artículo publicado en el Journal of Clinical Oncology, donde se realizó un meticuloso estudio basado en los análisis de los resultados de todos los estudios clínicos randomizados (RTC) llevados a cabo en Australia y Estados Unidos que habían indicado un incremento significativo de 5 años en la supervivencia de adultos con cánceres malignos, debido supuestamente al uso de la quimioterapia, se comprobó que la quimioterapia no contribuye más allá de un 2% a mejorar la supervivencia de los pacientes con cáncer.

Este oscuro panorama (que ignora mucha gente, sea por mala información, o por conveniencia) es el que rodea el mundo de la medicina oficial, y lo que explica la persecusión y difamación a la que son sometidos aquellos investigadores que se "salgan de la línea ortodoxa". Quien afecte el negocio, será atacado (y más si su propuesta es verdadera, y constituye por tanto una amenaza real al estamento médico).

Es cierto que existen muchos charlatanes y embaucadores que se hacen pasar por médicos; pero no todos son así, de allí la necesidad de discernir y pensar con rigor. Es por ello que las teorías alternativas que se presenten deberían ser investigadas antes de ser desacreditadas (generalmente los investigadores serios piden que su teoría sea investigada; mientras los farsantes solo se lucran, pero se esconden cuando se les invita a mostrar lo que predican). Solo después de una investigación científica rigurosa e imparcial (no efectuada por personas interesadas en censurar tales teorías) que muestre más allá de toda duda si la teoría es falsa, es que podemos estar seguros de que se trata de teorías inútiles y falsas.

De lo contrario, si no hay pruebas a favor o en contra, no podemos concluir nada; y la propaganda y campaña de descrédito de los médicos oficiales y sus defensores puede ser simplemente interpretada como una reacción prejuiciada, que busca defender unos intereses (profesionales o económicos) que se sienten amenazados.

Pueden escuchar una esta entrevista con el Dr.Brú; también pueden ver unos videos con él que presento a continuación: