La frase "afirmaciones extraordinarias requieren evidencias extraordinarias" fue inicialmente acuñada por el zetético Marcello Truzzi, pero popularizada por el científico y divulgador de la ciencia Carl Sagan.
Esta frase recoge un principio bastante razonable y útil, toda vez que mientras más improbable parece ser una afirmación, más deberíamos intentar obtener evidencias de un mayor peso para acreditarla. Básicamente, se trata de una cuestión de reciprocidad y coherencia entre la afirmación y la evidencia que la respalde.
Dicho esto, hay que también comentar que este principio no es absoluto; ya que en muchos casos afirmaciones extraordinarias pueden ser probadas convincentemente (o más allá de una duda razonable) con evidencias ordinarias. Por tanto, no deberíamos convertir el principio antes señalado en un dogma de fe, ni en una categoría dogmática y absoluta.
Los pseudo-escépticos frecuentemente abusan de este principio, con la finalidad de que cualquier evidencia que le presentes sea considerada sin peso probatorio alguno; esto les permitirá luego afirmar triunfantemente "no hay evidencias para tu afirmación". Para que esta estrategia funcione (al menos, para "ganar" un debate, o como medio de propaganda), el pseudo-escéptico recurre a las siguientes tretas:
1)Afirma el principio antes comentado, pero no señala sus limitaciones o excepciones. Lo afirma como algo absoluto y sin limitación alguna, y lo repite ad nausseam.
2)Comúnmente, los pseudo-escépticos no especifican qué entienden por ordinario ni por extraordinario con respecto a una afirmación concreta y a la evidencia que la fundamentaría. Como se sabe, una afirmación vaga o ambigüa es difícil de contrastar, porque no se conoce con precisión su ámbito de aplicación y alcance semántico. Al no estar perfectamente determinado el sentido de estas expresiones, aprovechan intencionalmente esta ambigüedad para establecer criterios arbitrarios de prueba; con esto logran hábilmente que nunca puedan aceptar ninguna evidencia o prueba presentada, porque siempre formularán un criterio diseñado expresamente para no aceptar la evidencia presentada (por ejemplo, en materia ovni, algunos pseudo-escépticos han señalado que si los ovnis realmente existieran y fuesen extraterrestres, entonces ¿por qué no aterrizan en la Casa Blanca a la vista de todos? La arbitrariedad y simpleza ramplona de esta exigencia es evidente; ya que entre otras cosas asume que si los extraterrestre existen, ellos tienen intenciones de que los conozcamos públicamente y a de un solo golpe; luego, si no lo hacen, es que no existen... Por otro lado, este argumento simplista deja de lado la evidencia que se ha ido acumulando a favor de la existencia de los ovnis en tanto fenómenos objetivos, aun cuando todavía no sea totalmente claro ni cierto que se trate de naves extraterrestres).
Algunos pseudo-escépticos señalan que aceptarían una afirmación extraordinaria si alguien pasara el desafío de James Randi o por otro investigador "escéptico", porque en estos desafíos se realiza un test controlado por un verdadero "escéptico" (lo que parece suponer que solo el "escéptico", que debido a su materialismo se opone a lo paranormal, está calificado para hacer dichos tests). El problema con esto, es que si ello fuese cierto y los pseudo-escépticos realmente son honestos y coherentes en lo que afirman sobre estos tests, entonces deberían aceptar las facultades paranormales del astrólogo védico Jeffrey Armstrong, quien pasó exitosamente el test controlado del "escéptico" Michael Shermer, quien quería evidenciar que Armstrong no podría demostrar sus presuntas facultades astrológicas en un test controlado bajo el "escrutinio escéptico". Esto demuestra no solo que es falso que no hayan personas que han superado test "escépticos", sino también que los pseudo-escépticos no son honestos en su exigencia por los "tests" efectuados por un "escéptico", por lo que probablamente nunca aceptarán una evidencia a favor de la hipótesis paranormal (aun si la evidencia la obtienen ellos mismos con sus propios tests...)
Ninguna persona que haya estudiado a fondo el fenómeno del pseudo-escepticismo desde sus orígenes será tan ingenua y crédula como para pensar que estos sujetos cambiarían su convicción anti-paranormal (convicción derivada ideológicamente casi siempre de alguna versión del ateísmo-materialista), por una evidencia en contra. Una persona casi nunca cambia sus convicciones cuando encuentra evidencia contraria; por el contrario, trata de forzar una interpretación de la evidencia que sea coherente con su convicción preconcebida. Este se debe, entre otras cosas, al mecanismo psicológico conocido como disonancia cognitiva.
Los pseudo-escépticos usan el argumento del test (o el desafío de Randi) como una treta propagandística para demostrar (o al menos insinuar) que lo paranormal no existe (ya que según ellos, si lo paranormal existiese, alguien debería haber ganado el premio). Ya en otras ocasiones ha quedado demostrarda la deshonestidad pseudo-escéptica a la hora de evaluar estudios sobre lo paranormal (aunque la deshonestidad pseudo-escéptica se ha evidenciado también en áreas diferentes a la paranormal, tales como en la medicina).
3)El pseudo-escéptico raramente especifica qué evidencias lo convencerían de la hipótesis paranormal. Él mismo muchas veces no tiene claro esto, ya que está fuertemente convencido de que lo paranormal no existe, por lo que cualquier discusión sobre los detalles de las evidencias es estéril e innecesario. Para ellos, de lo que realmente se trata es de "debunkear", de criticar, refutar, invalidar y desacreditar todos estos temas; no de investigarlos (ya que si se investigan consistentemente, se corre el riesgo de encontrar evidencias positivas, como en el caso de l test de Shermer o en el caso del "Mars Effect". Es una forma bastante inteligente de proteger sus creencias anti-paranormales).
Limitaciones y excepciones al principio "afirmaciones extraordinarias requieren evidencias exitraordinarias":
Un zetético rara vez afirmará como absolutamente irrefutable un principio o idea; ya que está más interesado en los matices, en las posibles excepciones, o en las limitaciones intrísecas o extrínsecas, contextuales y temporales, de una determinada idea o afirmación. Esto no significa que no puedan haber principios absolutos; solo que el zetético será crítico de estos principios e ideas también, y procurará alejarse de los extremos dogmáticos, en la medida en que ello sea posible.
Como señalamos, el principio que comentamos en este post es razonable y útil como una guía metodológica. Pero como una guía última para encontrar la verdad, o sostener razonablemente alguna creencia u opinión fundada, este principio es falible, y tiene ciertas limitaciones, contraejemplos y excepciones:
1)Existen afirmaciones extraordinarias que han sido fundamentadas y probadas por evidencia bastante ordinaria. Algunos ejemplos:
a)La afirmación "dos aviones se estrellaron contra las torres gemelas de Nueva York" es una afirmación extraordinaria, porque no es ordinario ni frecuente ni habitual que dos aviones se estrellen contra rascacielos de Nueva York.
Sin embargo, esa afirmación fue verificada por medios de prueba bastante ordinarios: las pantallas de TV y testigos. No solo el público general, sino personal calificado de las fuerzas armadas norteamericadas, científicos, e intelectuales de toda índole, consideraron como un hecho probado que las torres fueron golpeadas por dos aviones; y para creer ese hecho extraordinario, no exigieron pruebas extraordinarias: simplemente observaron la TV.
El informe oficial que se levantó sobre lo sucedido no se hizo para comprobar ese hecho, sino para documentar todo lo relacionado con él. Pero el hecho en sí de que los aviones golpearon a las torres fue aceptado como cierto desde el mismo momento en que lo vimos por TV (o en directo, por los habitantes de NY)
Si por alguna extraña razón, existieran pseudo-escépticos que estuviesen ideológicamente convencidos de que es imposible que dos aviones choquen contra las torres gemelas, podrían argumentar más o menos así: "afirmaciones extraordinarias como la tuya requieren evidencias extraordinarias; hasta ahora, lo que has presentado son videos y filmaciones, pero eso no prueba nada porque los videos pueden ser trucados; los testigos que presentas no prueban nada, porque los testigos pueden mentir y la memoria es falible; los artículos de los medios de comunicación no prueban nada, porque todos sabemos que en los medios se publican pseudociencias, estafas y fraudes dirigidos a un público crédulo y ansioso de "misterios". Así que tendrás que presentarme alguna evidencia extraordinaria que pruebe tu rídicula, delirante y pseudocientífica afirmación extraordinaria" (He dejado intencionalmente de lado el uso de la injuria, el lenguaje resentido y la fanfarronería que es frecuente en muchos pseudo-escépticos, y con los cuáles suelen adornar sus discursos "racionales")
Creo que no hay mucho más que decir en este punto.
b)La afirmación "Steve Irwin, el cazador de cocodrilos, falleció como consecuencia del ataque de una mantarraya" es una afirmación extraordinaria si tomamos en cuenta los siguientes hechos:
-Irwin era un experto en el manejo de animales salvajes.
-Según el conocimiento científico actual sobre las mantarrayas, ellas son ordinariamente pacíficas y serenas; pero aun cuando atacan, casi nunca provocan la muerte. De hecho, la muerte de Irwin fue el caso registrado número 17 en toda la historia donde una persona falleció a consecuencia del ataque de una mantarraya.
Si tomamos en cuenta los dos hechos anteriores, podemos considerar como extraordinario e improbable la afirmación de que el experto Irwin fuese muerto por el ataque de un pacífico animal como la mantarraya. Sin embargo, esta afirmación improbable y extraordinaria fue comprobada mediante evidencia ordinaria:
-El testimonio del camarógrafo.
-La autopsia de Irwin.
-Un video donde se filmó la muerte (y que solo vio la policía, precisamente como parte del estudio de las evidencias del caso).
Ninguna persona razonable se atrevería a poner en duda la anterior afirmación por el hecho de que la evidencia presentada sean tan común y ordinaria. Sin embargo, si un pseudo-escéptico estuviese convencido de que es imposible que una mantarraya mate a una persona, podría argumentar algo así: "La afirmación de que una mantarraya mató a Irwin es extraordinaria, porque la ciencia ha demostrado que estos animales son extremadamente pacíficos, y que aun cuando atacan excepcionalmente, difícilmente causan la muerte a un ser humano; además, Irwin es un experto en el manejo de animales salvajes, lo que hace aun más improbable y extraordinaria tu afirmación. Como "afirmaciones extraordinarias exigen evidencias extraordinarias", tendrás que presentarme más evidencias que simples videos, porque estos pueden ser trucados y manipulados; además en el caso de Irwin, nadie a visto tal video excepto supuestamente la policía; el testimonio del camarógrafo no prueba nada, primero porque los testigos pueden mentir; segundo, porque el camarógrafo era amigo de Irwin, y por tanto no era imparcial; y tercero, porque la memoria es falible, las personas a veces pueden alucinar, etc. Y la autopsia tampoco prueba nada, porque no sabemos si el que hizo la autopsia era amigo de Irwin y una parte interesada en todo este fraude; si fuese un foresense "escéptico", tendría más valor esa prueba; pero hasta ahora, no has presentado evidencias que pueda convencer a un "escéptico" racional como yo".
c)Un ejemplo imaginario: supongamos que alguien afirma que el presidente de un país poderoso (ej: Estados Unidos), se desnudó en público ante el Congreso. Esta es una afirmación extraordinaria, porque no es ordinario ni frecuente que un presidente importante haga algo así. Sin embargo, un video original de las trasmisión en vivo de CNN y que circule por todo el mundo a través de los noticieros (una evidencia videográfica bastante ordinaria) que muestre al presidente haciendo esto convencería a cualquier persona razonable de que ese hecho extraordinario realmente ocurrió (aunque ello no convencería a un pseudo-escéptico que quiera proteger la imagen del presidente, y busque negar cualquier cosa en su contra; y para ello, argumentaría de forma similar a los casos anteriores).
Se podría objetar a los ejemplos anteriores el hecho de que tales ejemplos no prueban que lo paranormal existe, o no aplican a lo paranormal. Pero esta objeción sería totalmente irrelevante, porque en este post no estamos analizando lo paranormal ni intentando probar su existencia, sino que examinamos la frase "afirmaciones extraordinarias requieren evidencias extraordinarias"., que incluye cualquier tipo de afirmación extraordinaria, paranormal o no. Lo paranormal podría ser considerado extraordinario, pero no todo lo extraordinario es paranormal. Y los ejemplos anteriores muestran que afirmaciones extraordinarias pueden ser probadas por evidencia ordinaria.
2)Otro problema con este principio es que lo extraordinario es, frecuentemente, algo relativo y subjetivo; y a veces depende de la época, del entorno o las circunstancias personales o sociales. Algunos ejemplos:
-Hablar por un teléfono móvil (o celular) es algo bastante ordinario actualmente. Pero hace 250 años, cualquier que afirmara que podría hablar a distancia por un celular sería considerado como alguien demente, que afirma cosas extraordinarias sin ningún sentido.
-Supongamos que una persona tiene facultades paranormales (esta suposición es solo para fines de este ejemplo). Experimenta sueños precognitivos (ve el futuro a través de los sueños); puede predecir eventos futuros; experimenta la separación del cuerpo mediante experiencias extra-corpóreas; mueve objetos con su mente, etc.
Para esta persona, tales experiencias son bastante ordinarias, ya que forman parte de su experiencia diaria y cotidiana. Esta persona no exigiría una prueba especial o extraordinaria para admitir la realidad de estos fenómenos, precisamente porque su realidad ya ha sido constatada en su día a día de forma ordinaria.
Este ejemplo muestra que la misma afirmación (ej: "se puede predecir el futuro"), será extraordinarias para algunos (ej: los que creen, por el motivo que fuese, que estos fenómenos son imposibles o al menos improbables), y ordinaria para otros; por tanto, si aplicamos el principio que comentamos, la evidencia deberá ser extraordinaria en el primer caso, y ordinaria en el segundo. Pero dado que lo ordinario y extraordinario de la afirmación no es intrínseca a ella, sino algo relativo; entonces la evidencia correspondiente también esta limitada por esa relatividad.
Se podría objetar que lo extraordinario se determina con respecto a un determinado conocimiento científico vigente. Y que en el caso de las afirmaciones extraordinarias de tipo paranormal, la ciencia actual contradice estos fenómenos; pero como han argumentado y documentado en detalle diversos autores, no es claro que estos fenómenos necesariamente contradigan las leyes científicas vigentes. Por otra parte, físicos profesionales ha argumentado que los fenómenos paranormales pueden ser explicados por la física contemporánea.Y aun cuando lo paranormal contradijera nuestro conocimiento científoco, la propia ciencia actual (especialmente la mecánica cuántica) ha constatado violaciones de algunas leyes físicas consideradas inmutables. Por tanto, apelar al cuerpo de conocimientos actual como algo inmutable y perfectamente determinado y uniforme, que no puede ser refutado por nuevos hechos y fenómenos, parece bastante débil como objeción, por decir lo menos.
3)Otro problema con este principio es que es posible la existencia de fenómenos que existan realmente, pero que debido a la imperfección actual de nuestros instrumentos de medición, no sea posible ofrecer una evidencia absolutamente convincente de su existencia.
Por ejemplo, actualmente conocemos la existencia de los microbios y su papel en las enfermedades. Pero si en el siglo 10 alguien hubiese afirmado que los virus existen, no habría podido demostrar su afirmación por carecer del instrumental técnico (ej: microscopio) para ello. Sin embargo, estaría afirmando una verdad, ya que los virus también existían en ese tiempo.
Con esto no se quiere decir que debemos asumir como cierta una afirmación aunque no tengamos pruebas de ella; eso sería absurdo; pero también sería absurdo asumir que es falsa, si no disponemos de evidencias suficientes, o por una aparente contradicción con el conocimiento actual (que casi nunca es perfecto ni completo).
Surge entonces para el zetético la siguiente pregunta: ¿existen actualmente fenómenos que en un futuro sean reconocidos como normales, aunque sean infrecuentes, pero que actualmente se consideren extraordinarios, improbables o hasta imposibles por carecer de la tecnología adecuada para verificarlos, o por considerarse contrarios a nuestro conocimiento actual?
4)Es posible que un fenómeno ocurra, pero que no deje evidencias que puedan ser presentadas a terceras personas. Por ejemplo, supongamos que yo poseo una finca con miles de hectáreas, y que en ella solo vivo yo. Y que en los alrededores no vive nadie; en este supuesto, imaginemos que un "ovni" aterriza a las 3 de la madrugada en mi finca, y que solo yo pude verlo e interactuar con sus tripulantes.
Si suponemos que yo estoy en perfecto estado mental, y que a esa hora no tenía sueño ni ninguna otra alteración, yo puedo asumir racionalmente que mi experiencia del ovni, y la conversación e interacción con los tripulantes efectivamente ocurrió. Si a esto le añadimos que la experiencia es repetitiva y constante, sería irracional de mi parte pensar que tal evento no existe por el hecho de que nadie más lo haya visto, o de que la mayoría crea por un prejuicio que tal cosa es imposible. En este caso, aun cuando este evento es extraordinario, también sería cierto.
La hipótesis de la alucinación es una alternativa, pero ella debe ser confirmada, no asumida gratuita y arbitrariamente como cierta. Y si se comprueba que no sufro de alucinaciones, y que mi estado mental está en perfectas condiciones, entonces la hipótesis de la alucinación quedó refutada, y debe ser descartada de las posibles explicaciones de mi experiencia.
Ciertamente, mi experiencia no constituiría evidencia científica, porque la ciencia opera con evidencias que puedan ser contrastadas y replicadas por investigadores independientes (lo que incidentalmente es un argumento contra la cientificidad del test de Randi por el millón de dólares, que es un test único que ofrece una recompensa, no una investigación científica profesional publicada en journals científicos especializados y replicada por investigadores independientes)
Pero el que mi experiencia no constituya evidencia científica, no significa que debo pensar que es falsa, ya que la ciencia busca la verdad de los fenómenos, pero no crea los fenómenos (los cuáles existen o no con independencia de si la ciencia los investiga o descubre). Así, como en el caso de los virus, un fenómeno puede existir u ocurrir, a pesar de que no tengamos evidencias de su existencia.
5)Otra limitación de este principio es que es posible que la evidencia ya exista, pero esté sujeta a diferentes interpretaciones debido a un marco teórico distinto. Como ha señalado el filósofo de la ciencia Roberto Follari: "La ciencia no “dice lo real”, sino que lo explica por medio de teorías. Ello implica que la ciencia no surge de la observación -según a menudo se cree sino que implica siempre la existencia de supuestos previos que son puestos a contrastación por vía de la experiencia. Este es uno de los puntos que más contradicen la supuesta evidencia: como “lo real no habla”, sólo se hace inteligible en orden a los interrogantes conceptuales que se le formulan"
En otras palabras, la ciencia busca explicar lo real a partir de una teoría previa sobre la realidad y los fenómenos. La observación se usa para confirmar o refutar una hipótesis; pero en sí misma la observación no nos dice, sin previa teoría o al menos alguna suposición conceptual, qué hipótesis es la correcta (aunque sí pueda sugerirla). Por ello, una misma observación (ej: el aparente movimiento del Sol durante el día) puede sugerir la hipótesis de que el sol se mueve alrededor de la Tierra; o de que es la Tierra la que se mueve alrededor del Sol. La misma observación puede interpretarse en forma diferente, según el marco conceptual previo que se emplee.
Esto no significa que cualquier hipótesis que explique un hecho sea correcta; ya que si la observación es inconsistente con la hipótesis, ésta debe ser revisada para ver qué es lo que falla; y eventualmente debería ser sustituida por otra. También las hipótesis pueden tener diferente alcance predictivo, mayor simplicidad (sin sacrificar la explicación exhaustiva y contrastable de los hechos) o una mayor precisión en los detalles, lo cuál debe tomarse en cuenta para elegir qué hipótesis es más correcta que las demás.
En el caso de las hipótesis filosóficas-ideológicas-metafísicas, la cuestión es mucho más complicada, porque ellas se refieren a cuestiones de ultimidad, de un sentido último del mundo, de una cosmovisión última sobre la naturaleza de la realidad. De hecho, frecuentemente estas ideas metafísicas no son asumidas por sus seguidores como hipótesis para ser contrastadas, sino como hechos definitivos y absolutamente ciertos que no admiten cuestionamiento ni crítica alguna. Por eso es que una doctrina ideológica de este tipo es casi siempre inmune a la evidencia contraria y a la refutación, ya que tal evidencia se interpreta siempre (aun cuando esa interpretación sea arbitraria y carente de base) en una forma que confirme la cosmovisión previa asumida.
Como el marco teórico-filosófico del pseudo-escepticismo es, en última instancia, alguna versión del materialismo, los pseudo-escépticos acríticos de su propia cosmovisión siempre interpretarán la evidencia, especialmente en asuntos paranormales, en una forma consistente con esta doctrina materialista. Las evidencias negativas contra lo paranormal, la interpretarán como refutación de lo paranormal; y la evidencia positiva a favor de la hipótesis paranormal (como la obtenida por Shermer), la interpreterán también en contra de lo paranormal, o como algo que no ofrece prueba alguna, o ideando alguna explicación ad hoc diseñada específicamente para rechazar, anular y minimizar la evidencia positiva (ej: señalando que fue un fraude, que fue casualidad, etc.). Para ellos, no puede haber evidencia positiva de lo que no existe; y como lo paranormal no existe, cualquier presunta evidencia a su favor es producto de un fraude o de un error en el diseño experimental o de la incompetencia o credulidad de los investigadores o testigos. Esto convierte al pseudo-escepticismo en algo que no puede ser refutado por la evidencia empírica, ya que está completamente inmune a ella; y siempre tendrán a mano una excusa ad hoc para explicar como erróneos o irrelevantes los contraejemplos.
Por supuesto, un materialista que asuma razonablemente su posición, y esté abierto a los contraejemplos, y a cambiar de opinión si la evidencia lo lleva a ello; y que esté más interesado en indagar la verdad objetiva en vez de estar predicando fanáticamente su doctrina como la "verdad única", no estaría incluído en la anterior descripción. (La anterior descripción del un fanatismo ideológico puede existir también en los creyentes acríticos de lo paranormal; solo que en este momento examinamos el extremo opuesto del espectro: el pseudo-escepticismo)
6)Algunos otros problemas este principio son los siguiente:
-Promueve el conservadurismo científico y el borreguismo intelectual, a la vez que desincentiva la búsqueda por las anomalías, los contraejemplos, las excepciones y los eventos extraordinarios. Con ello se consolida el estatus quo, las hipótesis ortodoxas, lo que pone en riesgo la obtención de la verdad (que no tiene por qué radicar solamente en las ideas ortodoxas).
-Promueve una mayor credulidad por las explicaciones "ordinarias", y una hiper-incredulidad y negativismo contra lo "extraordinario". El problema con esto es que, como hemos visto, los eventos extraordinarios a veces ocurren (ej: el origen de la vida) ; y las afirmaciones ordinarias muchas veces son falsas (ej: la afirmación "esta mañana me tomé un vaso de agua" es bastante ordinaria, pero es falsa)
-Tiende a producir la falsa creencia de que nuestro conocimiento es casi completo o casi perfecto, y que solo resta dilucidar los detalles. De allí al dogmatismo hay solo un paso, porque cualquier fenómeno o evento que se salga de ese molde será considerado, a priori, como inexistente o producto de un fraude o una alucinación, y no digna de investigación. Con ello se puede correr el riesgo de ponerle trabas a la búsqueda de la verdad, o de estigmatizar investigaciones que reflejan fenómenos reales.
El abuso que los pseudo-escépticos han efectuado de este principio lo ha convertido casi en un mito, usado en todo tipo de debates como último recurdo para no aceptar ninguna evidencia. Este principio, en manos pseudo-escépticas, puede sumarse a otra serie de mitos que son creídos acríticamente por algunos de estos individuos, entre los que se incluyen:
-La creencia de que los magos son escépticos de lo paranormal, o de que los psíquicos no hacen sus actuaciones en frente de magos o ilusionistas, lo que es absolutamente falso.
-La creencia de que "no se puede probar lo negativo", lo cual es absolutamente falso también, como lo sabe cualquiera que haya leído algo de lógica en su vida.
-La creencia de que "todas las investigaciones parapsicológicas son fraudulentas o tienen errores metodológicos", lo que de ser cierto incluiría también las investigaciones en parapsicología de "escépticos" como Richard Wiseman, Susan Blackmore o Ray Hyman. ¿Incluyen los pseudo-escépticos a estos individuos dentro del fraude de la parapsicología? Si es así, ¿entonces por qué citan positivamente y recomiendan los libros y artículos de estos sujetos?
Un lector o investigador zetético tiene por meta la verdad; no está seguro si la consiga o no, pero al menos trata de aproximarse honestamente a ella. No cierra las puertas a ninguna vía al conocimiento, pero a la vez se vale de un filtro crítico que permita descartar lo irrelevante o falso, y sopesa detalladamente cada argumento o prueba. No afirma infalibilidad ni predica dogmáticamente su posición, pero trata de fundamentarla con el conocimiento de que dispone, a sabiendas de su posible falibilidad o imperfección.
El principio comentado debe ser empleado en forma razonable, lo que supone que a la vez debe ser sometido a examen crítico para determinar sus límites, contraejemplos o ámbitos en los que no aplica, y tener plena consciencia de cómo y cuándo usarlo (y no usarlo). La mala aplicación de este principio podría cerrarnos las puertas para descubrir la verdad objetiva, al inducirnos a defender la ortodoxia, o a aceptar el prejuicio de la mayoría, aun a expensas de la verdad; y ese es el mayor "pecado" que podría cometer un verdadero zetético.
Esta frase recoge un principio bastante razonable y útil, toda vez que mientras más improbable parece ser una afirmación, más deberíamos intentar obtener evidencias de un mayor peso para acreditarla. Básicamente, se trata de una cuestión de reciprocidad y coherencia entre la afirmación y la evidencia que la respalde.
Dicho esto, hay que también comentar que este principio no es absoluto; ya que en muchos casos afirmaciones extraordinarias pueden ser probadas convincentemente (o más allá de una duda razonable) con evidencias ordinarias. Por tanto, no deberíamos convertir el principio antes señalado en un dogma de fe, ni en una categoría dogmática y absoluta.
Los pseudo-escépticos frecuentemente abusan de este principio, con la finalidad de que cualquier evidencia que le presentes sea considerada sin peso probatorio alguno; esto les permitirá luego afirmar triunfantemente "no hay evidencias para tu afirmación". Para que esta estrategia funcione (al menos, para "ganar" un debate, o como medio de propaganda), el pseudo-escéptico recurre a las siguientes tretas:
1)Afirma el principio antes comentado, pero no señala sus limitaciones o excepciones. Lo afirma como algo absoluto y sin limitación alguna, y lo repite ad nausseam.
2)Comúnmente, los pseudo-escépticos no especifican qué entienden por ordinario ni por extraordinario con respecto a una afirmación concreta y a la evidencia que la fundamentaría. Como se sabe, una afirmación vaga o ambigüa es difícil de contrastar, porque no se conoce con precisión su ámbito de aplicación y alcance semántico. Al no estar perfectamente determinado el sentido de estas expresiones, aprovechan intencionalmente esta ambigüedad para establecer criterios arbitrarios de prueba; con esto logran hábilmente que nunca puedan aceptar ninguna evidencia o prueba presentada, porque siempre formularán un criterio diseñado expresamente para no aceptar la evidencia presentada (por ejemplo, en materia ovni, algunos pseudo-escépticos han señalado que si los ovnis realmente existieran y fuesen extraterrestres, entonces ¿por qué no aterrizan en la Casa Blanca a la vista de todos? La arbitrariedad y simpleza ramplona de esta exigencia es evidente; ya que entre otras cosas asume que si los extraterrestre existen, ellos tienen intenciones de que los conozcamos públicamente y a de un solo golpe; luego, si no lo hacen, es que no existen... Por otro lado, este argumento simplista deja de lado la evidencia que se ha ido acumulando a favor de la existencia de los ovnis en tanto fenómenos objetivos, aun cuando todavía no sea totalmente claro ni cierto que se trate de naves extraterrestres).
Algunos pseudo-escépticos señalan que aceptarían una afirmación extraordinaria si alguien pasara el desafío de James Randi o por otro investigador "escéptico", porque en estos desafíos se realiza un test controlado por un verdadero "escéptico" (lo que parece suponer que solo el "escéptico", que debido a su materialismo se opone a lo paranormal, está calificado para hacer dichos tests). El problema con esto, es que si ello fuese cierto y los pseudo-escépticos realmente son honestos y coherentes en lo que afirman sobre estos tests, entonces deberían aceptar las facultades paranormales del astrólogo védico Jeffrey Armstrong, quien pasó exitosamente el test controlado del "escéptico" Michael Shermer, quien quería evidenciar que Armstrong no podría demostrar sus presuntas facultades astrológicas en un test controlado bajo el "escrutinio escéptico". Esto demuestra no solo que es falso que no hayan personas que han superado test "escépticos", sino también que los pseudo-escépticos no son honestos en su exigencia por los "tests" efectuados por un "escéptico", por lo que probablamente nunca aceptarán una evidencia a favor de la hipótesis paranormal (aun si la evidencia la obtienen ellos mismos con sus propios tests...)
Ninguna persona que haya estudiado a fondo el fenómeno del pseudo-escepticismo desde sus orígenes será tan ingenua y crédula como para pensar que estos sujetos cambiarían su convicción anti-paranormal (convicción derivada ideológicamente casi siempre de alguna versión del ateísmo-materialista), por una evidencia en contra. Una persona casi nunca cambia sus convicciones cuando encuentra evidencia contraria; por el contrario, trata de forzar una interpretación de la evidencia que sea coherente con su convicción preconcebida. Este se debe, entre otras cosas, al mecanismo psicológico conocido como disonancia cognitiva.
Los pseudo-escépticos usan el argumento del test (o el desafío de Randi) como una treta propagandística para demostrar (o al menos insinuar) que lo paranormal no existe (ya que según ellos, si lo paranormal existiese, alguien debería haber ganado el premio). Ya en otras ocasiones ha quedado demostrarda la deshonestidad pseudo-escéptica a la hora de evaluar estudios sobre lo paranormal (aunque la deshonestidad pseudo-escéptica se ha evidenciado también en áreas diferentes a la paranormal, tales como en la medicina).
3)El pseudo-escéptico raramente especifica qué evidencias lo convencerían de la hipótesis paranormal. Él mismo muchas veces no tiene claro esto, ya que está fuertemente convencido de que lo paranormal no existe, por lo que cualquier discusión sobre los detalles de las evidencias es estéril e innecesario. Para ellos, de lo que realmente se trata es de "debunkear", de criticar, refutar, invalidar y desacreditar todos estos temas; no de investigarlos (ya que si se investigan consistentemente, se corre el riesgo de encontrar evidencias positivas, como en el caso de l test de Shermer o en el caso del "Mars Effect". Es una forma bastante inteligente de proteger sus creencias anti-paranormales).
Limitaciones y excepciones al principio "afirmaciones extraordinarias requieren evidencias exitraordinarias":
Un zetético rara vez afirmará como absolutamente irrefutable un principio o idea; ya que está más interesado en los matices, en las posibles excepciones, o en las limitaciones intrísecas o extrínsecas, contextuales y temporales, de una determinada idea o afirmación. Esto no significa que no puedan haber principios absolutos; solo que el zetético será crítico de estos principios e ideas también, y procurará alejarse de los extremos dogmáticos, en la medida en que ello sea posible.
Como señalamos, el principio que comentamos en este post es razonable y útil como una guía metodológica. Pero como una guía última para encontrar la verdad, o sostener razonablemente alguna creencia u opinión fundada, este principio es falible, y tiene ciertas limitaciones, contraejemplos y excepciones:
1)Existen afirmaciones extraordinarias que han sido fundamentadas y probadas por evidencia bastante ordinaria. Algunos ejemplos:
a)La afirmación "dos aviones se estrellaron contra las torres gemelas de Nueva York" es una afirmación extraordinaria, porque no es ordinario ni frecuente ni habitual que dos aviones se estrellen contra rascacielos de Nueva York.
Sin embargo, esa afirmación fue verificada por medios de prueba bastante ordinarios: las pantallas de TV y testigos. No solo el público general, sino personal calificado de las fuerzas armadas norteamericadas, científicos, e intelectuales de toda índole, consideraron como un hecho probado que las torres fueron golpeadas por dos aviones; y para creer ese hecho extraordinario, no exigieron pruebas extraordinarias: simplemente observaron la TV.
El informe oficial que se levantó sobre lo sucedido no se hizo para comprobar ese hecho, sino para documentar todo lo relacionado con él. Pero el hecho en sí de que los aviones golpearon a las torres fue aceptado como cierto desde el mismo momento en que lo vimos por TV (o en directo, por los habitantes de NY)
Si por alguna extraña razón, existieran pseudo-escépticos que estuviesen ideológicamente convencidos de que es imposible que dos aviones choquen contra las torres gemelas, podrían argumentar más o menos así: "afirmaciones extraordinarias como la tuya requieren evidencias extraordinarias; hasta ahora, lo que has presentado son videos y filmaciones, pero eso no prueba nada porque los videos pueden ser trucados; los testigos que presentas no prueban nada, porque los testigos pueden mentir y la memoria es falible; los artículos de los medios de comunicación no prueban nada, porque todos sabemos que en los medios se publican pseudociencias, estafas y fraudes dirigidos a un público crédulo y ansioso de "misterios". Así que tendrás que presentarme alguna evidencia extraordinaria que pruebe tu rídicula, delirante y pseudocientífica afirmación extraordinaria" (He dejado intencionalmente de lado el uso de la injuria, el lenguaje resentido y la fanfarronería que es frecuente en muchos pseudo-escépticos, y con los cuáles suelen adornar sus discursos "racionales")
Creo que no hay mucho más que decir en este punto.
b)La afirmación "Steve Irwin, el cazador de cocodrilos, falleció como consecuencia del ataque de una mantarraya" es una afirmación extraordinaria si tomamos en cuenta los siguientes hechos:
-Irwin era un experto en el manejo de animales salvajes.
-Según el conocimiento científico actual sobre las mantarrayas, ellas son ordinariamente pacíficas y serenas; pero aun cuando atacan, casi nunca provocan la muerte. De hecho, la muerte de Irwin fue el caso registrado número 17 en toda la historia donde una persona falleció a consecuencia del ataque de una mantarraya.
Si tomamos en cuenta los dos hechos anteriores, podemos considerar como extraordinario e improbable la afirmación de que el experto Irwin fuese muerto por el ataque de un pacífico animal como la mantarraya. Sin embargo, esta afirmación improbable y extraordinaria fue comprobada mediante evidencia ordinaria:
-El testimonio del camarógrafo.
-La autopsia de Irwin.
-Un video donde se filmó la muerte (y que solo vio la policía, precisamente como parte del estudio de las evidencias del caso).
Ninguna persona razonable se atrevería a poner en duda la anterior afirmación por el hecho de que la evidencia presentada sean tan común y ordinaria. Sin embargo, si un pseudo-escéptico estuviese convencido de que es imposible que una mantarraya mate a una persona, podría argumentar algo así: "La afirmación de que una mantarraya mató a Irwin es extraordinaria, porque la ciencia ha demostrado que estos animales son extremadamente pacíficos, y que aun cuando atacan excepcionalmente, difícilmente causan la muerte a un ser humano; además, Irwin es un experto en el manejo de animales salvajes, lo que hace aun más improbable y extraordinaria tu afirmación. Como "afirmaciones extraordinarias exigen evidencias extraordinarias", tendrás que presentarme más evidencias que simples videos, porque estos pueden ser trucados y manipulados; además en el caso de Irwin, nadie a visto tal video excepto supuestamente la policía; el testimonio del camarógrafo no prueba nada, primero porque los testigos pueden mentir; segundo, porque el camarógrafo era amigo de Irwin, y por tanto no era imparcial; y tercero, porque la memoria es falible, las personas a veces pueden alucinar, etc. Y la autopsia tampoco prueba nada, porque no sabemos si el que hizo la autopsia era amigo de Irwin y una parte interesada en todo este fraude; si fuese un foresense "escéptico", tendría más valor esa prueba; pero hasta ahora, no has presentado evidencias que pueda convencer a un "escéptico" racional como yo".
c)Un ejemplo imaginario: supongamos que alguien afirma que el presidente de un país poderoso (ej: Estados Unidos), se desnudó en público ante el Congreso. Esta es una afirmación extraordinaria, porque no es ordinario ni frecuente que un presidente importante haga algo así. Sin embargo, un video original de las trasmisión en vivo de CNN y que circule por todo el mundo a través de los noticieros (una evidencia videográfica bastante ordinaria) que muestre al presidente haciendo esto convencería a cualquier persona razonable de que ese hecho extraordinario realmente ocurrió (aunque ello no convencería a un pseudo-escéptico que quiera proteger la imagen del presidente, y busque negar cualquier cosa en su contra; y para ello, argumentaría de forma similar a los casos anteriores).
Se podría objetar a los ejemplos anteriores el hecho de que tales ejemplos no prueban que lo paranormal existe, o no aplican a lo paranormal. Pero esta objeción sería totalmente irrelevante, porque en este post no estamos analizando lo paranormal ni intentando probar su existencia, sino que examinamos la frase "afirmaciones extraordinarias requieren evidencias extraordinarias"., que incluye cualquier tipo de afirmación extraordinaria, paranormal o no. Lo paranormal podría ser considerado extraordinario, pero no todo lo extraordinario es paranormal. Y los ejemplos anteriores muestran que afirmaciones extraordinarias pueden ser probadas por evidencia ordinaria.
2)Otro problema con este principio es que lo extraordinario es, frecuentemente, algo relativo y subjetivo; y a veces depende de la época, del entorno o las circunstancias personales o sociales. Algunos ejemplos:
-Hablar por un teléfono móvil (o celular) es algo bastante ordinario actualmente. Pero hace 250 años, cualquier que afirmara que podría hablar a distancia por un celular sería considerado como alguien demente, que afirma cosas extraordinarias sin ningún sentido.
-Supongamos que una persona tiene facultades paranormales (esta suposición es solo para fines de este ejemplo). Experimenta sueños precognitivos (ve el futuro a través de los sueños); puede predecir eventos futuros; experimenta la separación del cuerpo mediante experiencias extra-corpóreas; mueve objetos con su mente, etc.
Para esta persona, tales experiencias son bastante ordinarias, ya que forman parte de su experiencia diaria y cotidiana. Esta persona no exigiría una prueba especial o extraordinaria para admitir la realidad de estos fenómenos, precisamente porque su realidad ya ha sido constatada en su día a día de forma ordinaria.
Este ejemplo muestra que la misma afirmación (ej: "se puede predecir el futuro"), será extraordinarias para algunos (ej: los que creen, por el motivo que fuese, que estos fenómenos son imposibles o al menos improbables), y ordinaria para otros; por tanto, si aplicamos el principio que comentamos, la evidencia deberá ser extraordinaria en el primer caso, y ordinaria en el segundo. Pero dado que lo ordinario y extraordinario de la afirmación no es intrínseca a ella, sino algo relativo; entonces la evidencia correspondiente también esta limitada por esa relatividad.
Se podría objetar que lo extraordinario se determina con respecto a un determinado conocimiento científico vigente. Y que en el caso de las afirmaciones extraordinarias de tipo paranormal, la ciencia actual contradice estos fenómenos; pero como han argumentado y documentado en detalle diversos autores, no es claro que estos fenómenos necesariamente contradigan las leyes científicas vigentes. Por otra parte, físicos profesionales ha argumentado que los fenómenos paranormales pueden ser explicados por la física contemporánea.Y aun cuando lo paranormal contradijera nuestro conocimiento científoco, la propia ciencia actual (especialmente la mecánica cuántica) ha constatado violaciones de algunas leyes físicas consideradas inmutables. Por tanto, apelar al cuerpo de conocimientos actual como algo inmutable y perfectamente determinado y uniforme, que no puede ser refutado por nuevos hechos y fenómenos, parece bastante débil como objeción, por decir lo menos.
3)Otro problema con este principio es que es posible la existencia de fenómenos que existan realmente, pero que debido a la imperfección actual de nuestros instrumentos de medición, no sea posible ofrecer una evidencia absolutamente convincente de su existencia.
Por ejemplo, actualmente conocemos la existencia de los microbios y su papel en las enfermedades. Pero si en el siglo 10 alguien hubiese afirmado que los virus existen, no habría podido demostrar su afirmación por carecer del instrumental técnico (ej: microscopio) para ello. Sin embargo, estaría afirmando una verdad, ya que los virus también existían en ese tiempo.
Con esto no se quiere decir que debemos asumir como cierta una afirmación aunque no tengamos pruebas de ella; eso sería absurdo; pero también sería absurdo asumir que es falsa, si no disponemos de evidencias suficientes, o por una aparente contradicción con el conocimiento actual (que casi nunca es perfecto ni completo).
Surge entonces para el zetético la siguiente pregunta: ¿existen actualmente fenómenos que en un futuro sean reconocidos como normales, aunque sean infrecuentes, pero que actualmente se consideren extraordinarios, improbables o hasta imposibles por carecer de la tecnología adecuada para verificarlos, o por considerarse contrarios a nuestro conocimiento actual?
4)Es posible que un fenómeno ocurra, pero que no deje evidencias que puedan ser presentadas a terceras personas. Por ejemplo, supongamos que yo poseo una finca con miles de hectáreas, y que en ella solo vivo yo. Y que en los alrededores no vive nadie; en este supuesto, imaginemos que un "ovni" aterriza a las 3 de la madrugada en mi finca, y que solo yo pude verlo e interactuar con sus tripulantes.
Si suponemos que yo estoy en perfecto estado mental, y que a esa hora no tenía sueño ni ninguna otra alteración, yo puedo asumir racionalmente que mi experiencia del ovni, y la conversación e interacción con los tripulantes efectivamente ocurrió. Si a esto le añadimos que la experiencia es repetitiva y constante, sería irracional de mi parte pensar que tal evento no existe por el hecho de que nadie más lo haya visto, o de que la mayoría crea por un prejuicio que tal cosa es imposible. En este caso, aun cuando este evento es extraordinario, también sería cierto.
La hipótesis de la alucinación es una alternativa, pero ella debe ser confirmada, no asumida gratuita y arbitrariamente como cierta. Y si se comprueba que no sufro de alucinaciones, y que mi estado mental está en perfectas condiciones, entonces la hipótesis de la alucinación quedó refutada, y debe ser descartada de las posibles explicaciones de mi experiencia.
Ciertamente, mi experiencia no constituiría evidencia científica, porque la ciencia opera con evidencias que puedan ser contrastadas y replicadas por investigadores independientes (lo que incidentalmente es un argumento contra la cientificidad del test de Randi por el millón de dólares, que es un test único que ofrece una recompensa, no una investigación científica profesional publicada en journals científicos especializados y replicada por investigadores independientes)
Pero el que mi experiencia no constituya evidencia científica, no significa que debo pensar que es falsa, ya que la ciencia busca la verdad de los fenómenos, pero no crea los fenómenos (los cuáles existen o no con independencia de si la ciencia los investiga o descubre). Así, como en el caso de los virus, un fenómeno puede existir u ocurrir, a pesar de que no tengamos evidencias de su existencia.
5)Otra limitación de este principio es que es posible que la evidencia ya exista, pero esté sujeta a diferentes interpretaciones debido a un marco teórico distinto. Como ha señalado el filósofo de la ciencia Roberto Follari: "La ciencia no “dice lo real”, sino que lo explica por medio de teorías. Ello implica que la ciencia no surge de la observación -según a menudo se cree sino que implica siempre la existencia de supuestos previos que son puestos a contrastación por vía de la experiencia. Este es uno de los puntos que más contradicen la supuesta evidencia: como “lo real no habla”, sólo se hace inteligible en orden a los interrogantes conceptuales que se le formulan"
En otras palabras, la ciencia busca explicar lo real a partir de una teoría previa sobre la realidad y los fenómenos. La observación se usa para confirmar o refutar una hipótesis; pero en sí misma la observación no nos dice, sin previa teoría o al menos alguna suposición conceptual, qué hipótesis es la correcta (aunque sí pueda sugerirla). Por ello, una misma observación (ej: el aparente movimiento del Sol durante el día) puede sugerir la hipótesis de que el sol se mueve alrededor de la Tierra; o de que es la Tierra la que se mueve alrededor del Sol. La misma observación puede interpretarse en forma diferente, según el marco conceptual previo que se emplee.
Esto no significa que cualquier hipótesis que explique un hecho sea correcta; ya que si la observación es inconsistente con la hipótesis, ésta debe ser revisada para ver qué es lo que falla; y eventualmente debería ser sustituida por otra. También las hipótesis pueden tener diferente alcance predictivo, mayor simplicidad (sin sacrificar la explicación exhaustiva y contrastable de los hechos) o una mayor precisión en los detalles, lo cuál debe tomarse en cuenta para elegir qué hipótesis es más correcta que las demás.
En el caso de las hipótesis filosóficas-ideológicas-metafísicas, la cuestión es mucho más complicada, porque ellas se refieren a cuestiones de ultimidad, de un sentido último del mundo, de una cosmovisión última sobre la naturaleza de la realidad. De hecho, frecuentemente estas ideas metafísicas no son asumidas por sus seguidores como hipótesis para ser contrastadas, sino como hechos definitivos y absolutamente ciertos que no admiten cuestionamiento ni crítica alguna. Por eso es que una doctrina ideológica de este tipo es casi siempre inmune a la evidencia contraria y a la refutación, ya que tal evidencia se interpreta siempre (aun cuando esa interpretación sea arbitraria y carente de base) en una forma que confirme la cosmovisión previa asumida.
Como el marco teórico-filosófico del pseudo-escepticismo es, en última instancia, alguna versión del materialismo, los pseudo-escépticos acríticos de su propia cosmovisión siempre interpretarán la evidencia, especialmente en asuntos paranormales, en una forma consistente con esta doctrina materialista. Las evidencias negativas contra lo paranormal, la interpretarán como refutación de lo paranormal; y la evidencia positiva a favor de la hipótesis paranormal (como la obtenida por Shermer), la interpreterán también en contra de lo paranormal, o como algo que no ofrece prueba alguna, o ideando alguna explicación ad hoc diseñada específicamente para rechazar, anular y minimizar la evidencia positiva (ej: señalando que fue un fraude, que fue casualidad, etc.). Para ellos, no puede haber evidencia positiva de lo que no existe; y como lo paranormal no existe, cualquier presunta evidencia a su favor es producto de un fraude o de un error en el diseño experimental o de la incompetencia o credulidad de los investigadores o testigos. Esto convierte al pseudo-escepticismo en algo que no puede ser refutado por la evidencia empírica, ya que está completamente inmune a ella; y siempre tendrán a mano una excusa ad hoc para explicar como erróneos o irrelevantes los contraejemplos.
Por supuesto, un materialista que asuma razonablemente su posición, y esté abierto a los contraejemplos, y a cambiar de opinión si la evidencia lo lleva a ello; y que esté más interesado en indagar la verdad objetiva en vez de estar predicando fanáticamente su doctrina como la "verdad única", no estaría incluído en la anterior descripción. (La anterior descripción del un fanatismo ideológico puede existir también en los creyentes acríticos de lo paranormal; solo que en este momento examinamos el extremo opuesto del espectro: el pseudo-escepticismo)
6)Algunos otros problemas este principio son los siguiente:
-Promueve el conservadurismo científico y el borreguismo intelectual, a la vez que desincentiva la búsqueda por las anomalías, los contraejemplos, las excepciones y los eventos extraordinarios. Con ello se consolida el estatus quo, las hipótesis ortodoxas, lo que pone en riesgo la obtención de la verdad (que no tiene por qué radicar solamente en las ideas ortodoxas).
-Promueve una mayor credulidad por las explicaciones "ordinarias", y una hiper-incredulidad y negativismo contra lo "extraordinario". El problema con esto es que, como hemos visto, los eventos extraordinarios a veces ocurren (ej: el origen de la vida) ; y las afirmaciones ordinarias muchas veces son falsas (ej: la afirmación "esta mañana me tomé un vaso de agua" es bastante ordinaria, pero es falsa)
-Tiende a producir la falsa creencia de que nuestro conocimiento es casi completo o casi perfecto, y que solo resta dilucidar los detalles. De allí al dogmatismo hay solo un paso, porque cualquier fenómeno o evento que se salga de ese molde será considerado, a priori, como inexistente o producto de un fraude o una alucinación, y no digna de investigación. Con ello se puede correr el riesgo de ponerle trabas a la búsqueda de la verdad, o de estigmatizar investigaciones que reflejan fenómenos reales.
El abuso que los pseudo-escépticos han efectuado de este principio lo ha convertido casi en un mito, usado en todo tipo de debates como último recurdo para no aceptar ninguna evidencia. Este principio, en manos pseudo-escépticas, puede sumarse a otra serie de mitos que son creídos acríticamente por algunos de estos individuos, entre los que se incluyen:
-La creencia de que los magos son escépticos de lo paranormal, o de que los psíquicos no hacen sus actuaciones en frente de magos o ilusionistas, lo que es absolutamente falso.
-La creencia de que "no se puede probar lo negativo", lo cual es absolutamente falso también, como lo sabe cualquiera que haya leído algo de lógica en su vida.
-La creencia de que "todas las investigaciones parapsicológicas son fraudulentas o tienen errores metodológicos", lo que de ser cierto incluiría también las investigaciones en parapsicología de "escépticos" como Richard Wiseman, Susan Blackmore o Ray Hyman. ¿Incluyen los pseudo-escépticos a estos individuos dentro del fraude de la parapsicología? Si es así, ¿entonces por qué citan positivamente y recomiendan los libros y artículos de estos sujetos?
Un lector o investigador zetético tiene por meta la verdad; no está seguro si la consiga o no, pero al menos trata de aproximarse honestamente a ella. No cierra las puertas a ninguna vía al conocimiento, pero a la vez se vale de un filtro crítico que permita descartar lo irrelevante o falso, y sopesa detalladamente cada argumento o prueba. No afirma infalibilidad ni predica dogmáticamente su posición, pero trata de fundamentarla con el conocimiento de que dispone, a sabiendas de su posible falibilidad o imperfección.
El principio comentado debe ser empleado en forma razonable, lo que supone que a la vez debe ser sometido a examen crítico para determinar sus límites, contraejemplos o ámbitos en los que no aplica, y tener plena consciencia de cómo y cuándo usarlo (y no usarlo). La mala aplicación de este principio podría cerrarnos las puertas para descubrir la verdad objetiva, al inducirnos a defender la ortodoxia, o a aceptar el prejuicio de la mayoría, aun a expensas de la verdad; y ese es el mayor "pecado" que podría cometer un verdadero zetético.